Mientras la cifra de clubes clandestinos de motociclistas está creciendo en los Países Bajos, otros aficionados están jugándosela por diversificar esta práctica de forma legal. El Club de Motociclistas Musulmanes es la primera organización de motociclistas en los Países Bajos —y una de las primeras en Europa— fundada por y para musulmanes. “La creamos porque compartimos el amor por las motocicletas. No somos un club religioso, sino de motocicletas. Pero cuando estamos de viaje, nos detenemos para rezar cuando es tiempo de rezar. Y nuestras esposas usan velo y algunos de nosotros se dejan la barba”.
Desde que el club llamó la atención de los medios holandeses, muchas personas han solicitado membresía, entre ellas cuatro o cinco mujeres que son más que bienvenidas. La organización, sin embargo, no quiere expandirse tan rápidamente. Y sus miembros sienten que el gobierno ya está poniendo el ojo sobre ellos. “Somos un club de motociclistas y somos musulmanes. Así que somos cuidadosos en cuanto a quién aceptamos. Tenemos una responsabilidad. Tenemos que dar buen ejemplo como musulmanes. No queremos ningún criminal o persona que no se tome en serio la seguridad”.
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Su siguiente objetivo es organizar un tour en motocicleta a La Meca para el hach, una peregrinación anual que todo musulmán debe realizar al menos una vez en su vida. “Es algo gracioso. Mi padre fue en avión a La Meca, su padre fue en camello, y nuestros bisabuelos, creo, fueron a pie. Ahora iremos en nuestras motos”, dice el presidente del club, Issa Ghoula.