Recientemente fui a ver una película a unos multicines después de casi tres años de no pisar una sala. La prohibición de fumar, la mala calidad de las peliculas en las salas comerciales o, simplemente, una pereza de peso pesado a la hora de moverse para ver algo que puedo encontrar en internet, habían sido más excusas que razones. Al salir de la pelicula por la que pagué la entrada en el vestibulo principal, me crucé con la gente que entraba a una sesión en otra de las salas del edificio. La cantidad de público y la originalidad de sus vestimentas picó mi curiosidad, de modo que me colé en dicha sala. La película en cuestión, Gone with the Pope, contaba la historia de unos italianos mafiosillos de los años 70 que salen de la cárcel y se van en barco hasta Roma a secuestrar al Papa para pedir, a modo de rescate, un dólar a cada católico del mundo. Dos horas después me había vuelto un fan absoluto de Duke Mitchell y dirigía mis pasos hacia el hogar dispuesto a una más que intensiva sesión de búsqueda de sus otras películas.
Duke formaba pareja cómica con Sammy Petrillo en una suerte de imitación de pacotilla de la famosa pareja Dean Martin & Jerry Lewis, donde Mitchell ponia la voz de crooner y la actitud de guaperas y Sammy ponía la cara de goma marca de la casa Lewis que, años después, en versión Carrey, ha sido considerado un homenaje. En aquellos tiempos, de homenaje nada, y Paramount Pictures los denuncia por plagio acabando con el número.
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En 1975, después de vagar con rumbos inciertos y de autoproclamarse “Mr Palm Springs”, Duke Mitchell escribe, dirige, pone música y protagoniza Gone with the Pope, pretendida secuela de una película suya anterior. El rodaje transcurre entre ese año y el siguiente pero la peli nunca se llega a terminar, entre otras cosas por falta de dinero. En 1978 estrena la pelicula anterior, rodada en el 74 como respuesta casera a El Padrino, indistintamente titulada The Executioner, Massacre Mafia Style o Like Father, Like Son. En 1981 muere sin ver Gone with the Pope completada.
Catorce años después de su muerte, Sage Stallone y Bob Murawski, fundadores de Grindhouse Releasing (los genios responsables de que vieran la luz obras maestras del exploitation como ésta y ésta) descubren las cintas y Murawski, considerándolas demasiado buenas para dejarlas morir, se pone a editar. Bob Murawski, que ha realizado vídeos musicales para los Ramones o Motörhead, se toma este trabajo como un minucioso artesano y durante quince años se dedica a restaurar las cintas originales. Su edición se convierte en un meticuloso trabajo al que dedica todo su tiempo libre y parte de la pasta que ha ganado haciendo Spiderman. Sólo con el tráiler ya te quedas boca abierta, así que si tienes la suerte de encontrar un cine en el que la proyecten, no te lo pienses dos veces.
IVAN RODRIGUEZ