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"Tus amigos te van a echar de menos", me decía Facebook. No podía dar crédito a que una aplicación me estuviera diciendo cómo vivir mi vida. Aquello fue la gota que colmó el vaso. Que le den.Por primera vez en mucho tiempo, sentía que podía respirar. Estaba sola. El ruido constante de discursos y comentarios no solicitados ante cada uno de mis movimientos cesó de repente.
Estaba localizable por email o teléfono, y solo por quienes tuvieran mis datos de contacto, claro. Esas personas no tardaron en enviarme emails y mensajes de texto mostrando su preocupación por mi súbita desaparición. Incluso hubo alguien que me dijo en persona, "¿Estás bien? He visto que ya no estás en Twitter".Sí que estaba bien. De hecho, no había estado mejor en este último año de mi vida. Ya no me dedicaba a abrir y cerrar obsesivamente las aplicaciones de redes sociales y podía procesar los acontecimientos actuales sin tener que aguantar los comentarios interminables, y muchas veces inútiles, de la gente.Primero cayó Twitter, luego Facebook, y rápidamente fui borrando todas las aplicaciones de redes sociales de mi iPhone
Hace poco, tras reactivar con cierta reticencia todas mis cuentas, contacté con Nicole Amesbury, terapeuta y jefa de desarrollo clínico de Talkspace, para intentar entender por qué mi decisión de apartarme de las redes sociales había causado tanto revuelo entre los de mi entorno. Talkspace es una empresa de terapia en línea que dispone de un programa para tratar a personas dependientes de las redes sociales."¿Estás bien? He visto que ya no estás en Twitter"
"Cuando lo dejas, la gente empieza a preguntarse si estás enferma porque hace días que no saben de ti", me explicó Amesbury. "Puede resultar muy halagador: 'Echamos de menos tus publicaciones pero a ti no te gustan las mías'. No es necesariamente malo, pero creo que no va a desaparecer. No tienes por qué luchar contra ello, pero conviene que encuentres un modo de hacer que funcione para ti".Después de comprobar, los primeros días después de mi desconexión, cómo se me iba la mano involuntariamente al móvil para echar un vistazo a una cuenta Twitter que ya no existía, me di cuenta de que había perdido el control sobre mis impulsos de actualizar constantemente mis redes sociales. Amesbury señaló que ese era un síntoma que podía apuntar a un uso problemático de las redes sociales.No había estado mejor en este último año de mi vida. Ya no me dedicaba a abrir y cerrar obsesivamente las aplicaciones de redes sociales y podía procesar los acontecimientos actuales sin tener que aguantar los comentarios interminables
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"Creo que mucha gente experimenta con lo que se sienten cómodos", dijo Amesbury. "Los problemas empiezan cuando sientes que estás perdiendo el control".
"La gente habla de la cuenta de Twitter del presidente Trump, de cómo hablan unos con otros y de varios vídeos de Facebook Live sobre acontecimientos bastante traumáticos", explicó Amesbury. Pero con el caos que nos rodea, ¿nos benefician de algún modo las redes sociales?Cuando alguien me preguntaba qué tal iba mi parón de redes sociales, siempre le decía que iba "de maravilla". Estaba sola con mis pensamientos, en paz, sin sentir la presión que acompaña a las tensas discusiones con extraños por internet. Pude ver a más amigos y hacer más fotos sin el propósito último de publicarlas en alguna parte para obtener la aprobación de mis seguidores. Fui de excursión a ver cascadas y pasé tiempo con gente a la que quiero. Sin embargo, no era fácil desvincularse por completo cuando las personas con las que estaba usaban las redes sociales, o cuando mis amigos me enviaban enlaces a tuits o memes o noticias.Cuando empecé a sentirme aislada, en mi fuero interno sabía que me estaba ahorrando los traumas de otras personas o la visión de imágenes y palabras que provocaran algún tipo de reacción en mí
Amesbury me explicó que cada vez son más las personas que optan por desconectar completamente de las redes sociales cuando están en el trabajo o de vacaciones. En cualquier caso, la terapeuta tiene una recomendación.
"Imagino que a todo el mundo le pasa", dijo, y añadió que lo mejor es aplicar la "regla 20-20-20. Por cada 20 minutos que te pases frente a la pantalla, tienes que hacer una pausa de 20 segundos y mirar a 20 pies de distancia [6 metros] a algo que no tenga nada que ver con el ordenador o el móvil".Aunque esta regla suele aplicarse para evitar forzar demasiado la vista, también es útil para tomar consciencia del uso que hacemos de las redes sociales. "Estírate, mira a otro lado y plantéate si al conectarte has conseguido lo que querías", señala Amesbury.Aunque siempre estaba un paso por detrás de los demás en temas de actualidad, la sensación de desconexión merecía mucho la pena. Sin embargo, después de una semana, me vi obligada a volver a entrar en Facebook para poder hacer mi trabajo. Conseguí estar fuera de Twitter más de un mes, lo cual es toda una hazaña, teniendo en cuenta que lo había estado usando de forma ininterrumpida desde 2009.Por mucho que las deteste con cada átomo de mi ser, las redes sociales siguen formando parte de mi vida y mi trabajo
Aunque he vuelto a conectarme, lo he hecho estableciendo una serie de límites: solo accedo a Twitter en horario laboral; procuro no subir publicaciones muy personales (por ahora); he decidido seguir sin Twitter en el móvil y he silenciado todas las notificaciones de redes sociales. Incluso he dejado de seguir a mucha gente y he activado el filtro de calidad.Por mucho que las deteste con cada átomo de mi ser, las redes sociales siguen formando parte de mi vida y mi trabajo, y casi con toda probabilidad también será ese tu caso."Aquel que pensara que las redes sociales eran superficiales, una moda pasajera o una forma de exhibir el ego, creo que se equivocaba", concluyó Amesbury."La gente las usa para cosas increíblemente personales y conmovedoras, y estas plataformas tienen tanta capacidad de conseguir cosas maravillosas e increíbles como de hacer daño"."La gente las usa para cosas increíblemente personales y conmovedoras, y estas plataformas tienen tanta capacidad de conseguir cosas maravillosas e increíbles como de hacer daño"