¿A vosotros también os preguntaban de niños lo que queríais ser de mayores? Para mí era una pregunta rematadamente difícil, me liaba la cabeza cosa mala. Al final siempre acababa respondiendo que quería ser un león, lo que supongo que tenía sentido para mi pequeño cerebro de entonces. Esta respuesta siempre causaba confusión y extrañeza a mi alrededor y creo que encendió ciertos rumores sobre el estado de cocción de mis neuronas (que luego confirmé). Supongo que lo mismo habría pasado si hubiera dicho que quería hacerme físico de partículas e irme a la Antártida a investigar los neutrinos.
Lamentablemente, nunca pude cumplir mi deseo de ser león. Quizá tendría que haber probado lo de físico de partículas, aunque dudo que hubiera podido competir con Carlos Pobes, un investigador de la Universidad de Zaragoza que va a pasar un año en la Antártida, casualmente investigando los neutrinos dentro del proyecto Icecube. Carlos es un físico aragonés que ha tenido que superar un montón de pruebas médicas y psicológicas para demostrar que podrá aguantar los meses de completa oscuridad y aislamiento y las condiciones de frío extremo, sequedad y altitud (3.000 metros) de la base Amundsen-Scott , en el Polo Sur geográfico.
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Llegó allí el día 1 de noviembre y estará allí hasta septiembre. En la base viven unas 250 personas en verano (entre octubre y marzo, con una media de -20°C), y unas 50 en invierno (de marzo a octubre, con temperaturas medias de -70°C). El último avión se va el 15 de marzo y la base se queda aislada durante una noche que dura seis meses, hasta mediados de septiembre. Será el primer español de la historia en pasar el invierno en la Antártida, que nosotros sepamos.
Vice: Te voy a pedir que hagas un momento de Punset y nos expliques en plan sencillo qué es lo que vas a hacer un año a la Antártida.
Carlos Pobes: Espera que me ponga la peluca blanca e imposte la voz… Pues mira. Resulta que el Universo es tan amable que, para darnos de comer a los físicos, nos envía constantemente un montón de partículas invisibles y aparentemente inútiles. Un tipo de esas partículas son los neutrinos. Los neutrinos son fundamentales para entender cómo funciona el universo en las escalas más pequeñas, y pueden aportar información fundamental para resolver misterios como el origen de los rayos cósmicos de alta energía o la naturaleza de la materia oscura. Aunque no te lo creas, tú mismo produces neutrinos. Lo que pasa es que son partículas esquivas, y pueden atravesar la Tierra sin chocar con nada. La única posibilidad de cazar alguno es construir “trampas” suficientemente grandes. En particular, para construir un “telescopio de neutrinos” como IceCube se necesita un detector de al menos 1 km3 (piénsalo un segundo, 1km en cada dirección, largo, ancho y alto). Como no hay manera de construir algo así, lo que se hace es aprovechar que en el Polo Sur hay una capa de hielo de casi 3 km de espesor, y allí se han distribuido más de 5000 sensores a lo largo de ese km3, para lo que se han tenido que hacer casi 100 agujeros de 2,5 km de profundidad. Es el propio hielo Antártico el que hace de detector. El año pasado se terminaron de colocar los últimos sensores y ahora ya está tomando datos a pleno rendimiento. Lo que ocurre es que hay muchas cosas que pueden fallar. Aunque algunas se pueden arreglar por internet, otras no, y es fundamental que el detector esté tomando datos constantemente, porque alguno de los fenómenos astrofísicos de interés pueden durar minutos o segundos, y por eso hace falta que haya personal permanentemente en la base. Así que básicamente, mi trabajo aquí es conseguir que el aparato funcione todo el tiempo posible.
¿Me puedes explicar la cadena de acontecimientos que han llevado a que un tío de Gallur, Zaragoza, acabe en la Antártida?
A ver, estás sentado, ¿no? Pues nací en Zaragoza hace equis años y… No, en serio, nada especial. Yo estudié físicas en la Universidad de Zaragoza. Tenía un postdoc del CPAN (Centro Nacional de Física de Partículas, Astropartículas y Nuclear) para trabajar en los experimentos que el Grupo de astropartículas de la Universidad de Zaragoza (GIFNA) tiene en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc http://es.wikipedia.org/wiki/Laboratorio_Subterr%C3%A1neo_de_Canfranc, y se me terminaba en junio. Empecé a pedir varias cosas y parecía que no terminaba de salir nada cuando me topé con esa oferta de trabajo. Me pilló en un día de bajón y la pedí en un arrebato. Como no pensaba que me lo iban a dar me explayé en la carta de motivación y me quedé bien ancho. Pero al parecer eso les gustó.
¿Cómo ha sido la selección?
Rara. En ningún momento pensé que tuviera ninguna opción, así que estaba muy relajado. Además, como tampoco sabes muy bien donde te metes, te aseguras de que quien te está seleccionando te conozca bien para que si te elige sea porque cree que puedes con ello. Esa ha sido la mejor parte. Normalmente, en un proceso de selección uno intenta maquillar sus defectos, pero aquí yo era el primer interesado en que los conocieran. ¡No quieres llegar allí y descubrir de repente que no es lo tuyo!
¿Me puedes contar si has realizado algún tipo de entrenamiento especial? ¿Algo relacionado con pasar la noche dentro de una nevera?
Je, je, eso me decía la gente antes de empezar al entrenamiento en Estados Unidos, que si me iban a meter en una nevera. Pero curiosamente no nos han entrenado específicamente para el frío. Al contrario, el único entrenamiento específico (a parte del necesario para manejar el experimento) ha sido en extinción de incendios y primeros auxilios. Por mi parte, tampoco he hecho entrenamiento especial, simplemente me gusta correr e ir al monte.
Disculpa el topicazo de la pregunta anterior, pero de todos modos, ¿para viajar a la base Amundsen-Scott hay que ser un superhombre mental y físicamente?
Rotundamente no. Bueno, supongo que si vienes andando sí, pero por lo demás basta con no tener miedo a volar. La verdad es que la mayoría de la gente que hay aquí no corre maratones, es gente muy normal. Lo único que se requiere es estar mínimamente sano. Bueno, y estar lo suficientemente loco como para querer ir, pero no lo bastante como para convertir aquello en el hotel Overlook de ‘El resplandor’. Cuanto mejor sentido del humor y ganas de pasarlo bien tengas, mejor.
¿Cómo es un día normal en la estación?
Pues no lo sé todavía porque creo que aún no he tenido ningún día normal, pero bueno, poco a poco se va definiendo una rutina. Las comidas son self-service en unos ciertos rangos horarios y cada uno se adapta según le va. El resto del día, de momento lo estamos dedicando a aprender todos los entresijos del experimento y a otra serie de entrenamientos. Por ejemplo, yo estoy en la brigada antiincendios, y cada semana tenemos sesión. Después de cenar la gente ve películas, juega al futbol, baloncesto, voleibol… o asiste a clases de baile, o ensaya en la sala de música. Yo, cuando saco algún rato, corro en la cinta del gimnasio o incluso fuera. En cuanto a la higiene, tenemos derecho a dos duchas de 2 minutos a la semana. Yo, como corro unos 3 días por semana, he conseguido distribuir esos 4 minutos en tres duchas. Pero en realidad, con actividad normal, se suda muy poco porque la humedad relativa dentro de la estación es inferior al 10%. Eso hace por ejemplo que tengamos todos las manos muy resecas. También tenemos que llevar una radio encima el día entero. Aparte de servir para avisos de carácter general, si el experimento tiene algún problema serio te avisa sea la hora que sea y tienes que responder. Por eso digo a veces que el experimento es como un gran Tamagotchi.
He visto en tu Facebook y en tu blogque en la base la gente organiza partidas de bingo, bailes de disfraces, ruedan cortos de zombis… ¿Cómo puede haber peña que incluya en su equipaje para la Antártida una peluca?
Mira, aquí hay un ambiente increíble. La gente se envía cajas con cosas y la mayoría no son imprescindibles para sobrevivir. También hay una sala de manualidades y un taller, así que lo que no hay, se fabrica. Se organiza por ejemplo un festival de cine, y la gente construye cosas alucinantes. Y en la carrera “Around the World” del día de Navidad también corre la gente disfrazada. Es una pasada.
¿Y hay posibilidad de tener algún rollete en el asentamiento humano más frío de la tierra? Recuerdo una noticia que leí hace tiempo sobre el envío de miles de condones a una base parecida a la tuya. ¿Algún comentario al respecto?
Yo la verdad es que ligo exactamente igual que en España. Es decir, nada de nada. Pero ligar, se liga. Respecto a la noticia, te puedo decir que por gentileza de la estación, en cada baño hay una cesta con profilácticos totalmente gratis que se tiene que rellenar cada poco tiempo. Hay un dicho que corre por aquí: “Lo que pasa en el Polo Sur se queda en el Polo Sur”. Rollo Las Vegas.
Para acabar, ¿tienes algún viajecillo planeado para este fin de semana?
De momento no ha surgido nada, pero yo me he traído el bañador por si acaso.