Throwback Thursday: La peor selección del DRAFT en la historia de la NFL

Ryan Leaf lanzó 33 pases de anotación mientras promediaba 330 yardas por partido. Lideraba a los Cougars de Washington State hacia su primer título de la Pac-10 en la historia de la universidad y su desempeño en el Rose Bowl dejaba a todos los cazatalentos hablando de él. Entonces Leaf decidió abandonar la universidad antes de su último año de universidad para entrar al DRAFT de la NFL en 1998 y el mundo del futbol americano debatía si debería de ser Ryan Leaf la primera selección o si debería de ser Peyton Manning. Pero las ecuaciones que rodean los atributos atléticos y las habilidades técnicas de los prospectos universitarios y su potencial para convertirse en estrellas de la NFL es bastante más complejo.

Han pasado casi 20 años desde que los Colts de Indianápolis eligieron a Peyton Manning con la primera selección del DRAFT y desde que los Chargers de San Diego eligieron a Ryan Leaf inmediatamente después. Desde entonces, Manning se convirtió en el ganador de dos Súper Tazones, retirándose como campeón y como uno de los protagonistas entre las conversaciones que discuten los mejores mariscales de campo de todos los tiempos; y Leaf se convirtió en el draft bust por excelencia, o bien, lo que se considera la peor selección en la historia del DRAFT de la NFL.

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Peyton Manning. Foto vía Wikicommons

El día del DRAFT es un remolino de presiones para los jugadores jóvenes que buscan asegurar su sueño y con ello un contrato multimillonario, y también para los equipos que están dispuestos a extenderle esos millones de dólares a jóvenes que apenas cumplieron sus 20 años de edad con la esperanza de que se conviertan en la clave de su futuro y su éxito.

El caso de Ryan Leaf es uno de los más sonados. Era un imponente atleta con un potencial inimaginable a sus 20 años de edad. Midiendo 1.96 metros y pesando 107 kilogramos, Leaf llevó a un equipo inesperado a exitosas campañas en la NCAA, y no tenía huecos en su juego. Era cuestión de tiempo para que aprendiera los pormenores de las grandes ligas para que se convirtiera en capitán, en líder, y en estrella de la NFL. Pero hay una cadena de factores completamente impredecibles, y las promesas pueden disiparse en cuestión de meses. Así fue el caso de Ryan Leaf quien sucumbió bajo las presiones de la NFL y agrandó las críticas con una actitud conflictiva y lo que decían una falta de disciplina. Leaf terminó haciendo el intento con cuatro equipos en cuatro años y retirándose a los 26 años con mucho más pena que cualquier gloria. Por si fuera poco, Leaf terminó con problemas con la ley, siendo arrestado años después de su tiempo en la NFL por robo y cargos relacionados con drogas, por lo que quedó en un correccional en el estado de Montana.

Es una realidad difícil para un joven de 20 años recibir tanta atención a nivel nacional, todos alabando las cualidades físicas y técnicas que uno posee con un balón sobre un campo y cargar con la esperanza de una franquicia y millones de aficionados mientras recibes cantidades monetarias enormes. Leaf intentó ordenar su vida después de la NFL, trabajando como consultor financiero y también entrando como voluntario para ser entrenador de mariscales de campo en la Universidad West Texas A&M. También pasó a ser gerente de desarrollo de negocios en una empresa de viajes en Vancouver e incluso estuvo a cargo de una columna bastante leída en la página web de su antigua escuela, la Universidad de Washington State. Al final, parece que Leaf nunca se pudo sacudir del pasado y él mismo ha declarado que no estaba listo para la NFL cuando entró. «Cuando jugar futbol americano se convirtió en un empleo perdió su encanto para mí».

Foto: Wikicommons

Los gerentes generales y todo un equipo de personal trabajan a lo largo de la temporada, durante la primavera y el verano reclutando jugadores, analizando sus desempeños, entrevistándolos para conocer su personalidad, carácter y mentalidad, además de revisar las estadísticas, los comentarios de sus compañeros de equipo, sus entrenadores y los resultados del combine. Luego deben de ver la pieza imaginariamente insertada en un equipo profesional, con una gama de jugadores talentosos, cada uno con su actitud y personalidad, la estrategia del director técnico, su libreta de jugadas, el estilo de juego, la economía del equipo, las capacidades salariales en comparación a los beneficios que entregaría el jugador, tanto en lo deportivo como en lo comercial, y el proceso de contratar a un joven de 20 o 21 años con un contrato de millones se vuelve una ecuación netamente complicada que rebasa cualquier algoritmo computarizado.

Estos millones de dólares que se le sueltan a los novatos, además, ya no son negociables. Cada selección de la primera ronda de la NFL recibe un contrato de cuatro años con la opción de una extensión para una quinta temporada. Los salarios para cada una de las selecciones ya está predeterminada según el tope salarial del año y una fórmula hecha a partir del actual acuerdo colectivo de negociación, que en inglés se le conoce como el CBA, o el Collective Bargaining Agreement.

Cada año aparecen un par de mariscales de campo con la pinta de ser la próxima promesa. Como en la dicotomía de Peyton Manning y Ryan Leaf, a veces llega el gran acierto y a veces llega la gran decepción. La realidad es que por lo general se convierten en un mariscal de campo promedio, con sus dificultades de novato y en el mejor de los casos, llega a desarrollarse en un equipo que va complementando las piezas necesarias para tener una ofensiva letal.

Foto vía Wikicommons

Este año, ese par de mariscales de campo son Jared Goff y Carson Wentz; y en dos transacciones llamativas, los Rams de Los Ángeles consiguieron la primera selección que tenían los Titans de Tennessee, y después los Eagles de Filadelfia adquirieron la segunda selección que tenían los Browns de Cleveland. Los movimientos que realizaron los Rams y los Eagles involucraron bastante para poder tener el acceso a seleccionar los prospectos más llamativos del año en Goff y Wentz. Ambos jugadores entran en esa misma ecuación compleja en la que ellos tienen la mezcla de emociones que significa cumplir el sueño de jugar en la NFL y la presión que se les impone en el momento que firman el contrato millonario lleno de esperanzas por parte de una franquicia.

Goff y Wentz recientemente cumplieron 21 y 23 años, respectivamente, y ahora cada uno terminará recibiendo un contrato con un valor mayor a los 20 millones de dólares. Sin duda es una cosa para celebrarse y para estar contento, pero también representa la presión que tendrán que cargar durante las siguientes temporadas cuando jamás han experimentado una sola yarda del futbol americano profesional.

Es con lamento y pena que recordamos el triste paso de Ryan Leaf por la NFL, que sólo es uno de incontables jugadores que simplemente no lograron resolver la ecuación para pasar de ser un talentoso novato a un jugador estable en la NFL, o hasta en un pilar indispensable para un ganar un Súper Tazón.

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