El viernes 27 pasado, el principal engendro musical de Meridian Brothers parió su esperadísima nueva placa Los Suicidas. Se trata de un experimento en el que el distorsionista de Teusaquillo, el gran científico de los sonidos imposibles, Eblis Álvarez, se sumerge de nuevo en el fondo de su estudio Isaac Newton para diseccionar y luego pervertir la llamada “música de ambiente”, como alguna vez hizo con la salsa para su célebre Desesperanza, montado en una nave sonora que dispara altos poderes hipnóticos: el órgano.
Lejos, muy lejos del formato canción, siguiendo la tradición de organistas criollos y la influencia de emisoras de supermercados marcianos como Melodía Estéreo, se trata de un trabajo virtuoso y efectista en el cual el creador, en su habitual rol de hombre de ciencia del sonido más que de artista recipiente de un sentimiento u emoción, revisa algunos de los clichés del género easy listening para reinventarlos a su antojo y en el proceso, llevarnos de viaje en dirección a una dimensión desconocida, con extrañas raíces en este absurdo mundo.
Eblis compartió con nosotros cuáles fueron las ideas que dieron forma a un disco que puede escuchar por aquí tal y como fue concebido: como música de fondo.
EL ÓRGANO
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