Vimos a rebeldes sirios pelear entre ellos por la ciudad de Raqqa

FYI.

This story is over 5 years old.

Viajes

Vimos a rebeldes sirios pelear entre ellos por la ciudad de Raqqa

Recientemente la tensión se ha elevado considerablemente en Raqqa y el ambiente ha cambiado por completo, ya que la resistencia rebelde continúa dividiéndose.

"Ten cuidado – hay francotiradores en esta calle,” advirtió el yihadista, mientras mi conductor se detuvo junto a él y otros ocho hombres armados que se preparaban para ir a la batalla. Él y los otros combatientes eran de un grupo conocido como el Estado Islámico de Irak y al-Sham –o ISIS– que es una rama de Al-Qaeda que opera actualmente en los campos de batalla de Siria.

Él no lo hubiera adivinado, pero todos estábamos tratando de llegar al mismo lugar –el frente de uno de los grupos militantes que combate en Siria, Ahfad al-Rasul. Esta organización está afiliada con el Ejército Libre de Siria y había declarado la guerra a ISIS sólo unas horas antes, por el control de la capital provincial de Raqqa.

Publicidad

Esta fue mi tercera visita a la ciudad en los cuatro meses transcurridos desde que había sido "liberada", como los sirios tienden a referirse a las zonas donde los rebeldes lograron expulsar a las tropas del gobierno. La batalla contra las fuerzas de Bashar al-Assad en Raqqa sólo habían durado una semana – un agudo contraste con los combates en Alepo, donde los tiroteos y bombardeos han continuado durante más de un año desde que comenzó el conflicto.

Miembros del batallón del Ejército Libre de Siria ayudan en una panadería que vende pan a bajos costos a los civiles en la capital de Raqqa. 

Una vez que los rebeldes toman el control de una zona, ahora es un procedimiento estándar que el régimen responda mediante un bombardeo con ataques aéreos con la esperanza de matar a franjas de combatientes anti-Assad. Pero en abril, apenas unas semanas después de la liberación, los residentes alegres parecían recibir al sendero inevitable de destrucción como algo bueno –una señal del avance que están haciendo los rebeldes.

Recientemente la tensión se ha elevado considerablemente en Raqqa y el ambiente ha cambiado por completo, ya que la resistencia rebelde continúa dividiéndose, poniendo a muchos grupos que una vez lucharon hombro a hombro contra Assad en contra uno del otro. La celebración original de la libertad ha dado paso al miedo y la incertidumbre.

Una serie de movimientos civiles –tanto religiosos como seculares– también han estado tratando de establecerse en un intento de influir en el futuro de la ciudad y con el tiempo también en el país. Un grupo llamado Haqna –en árabe significa "nuestro derecho"– es una de las organizaciones líderes de la causa. Su logo –una mano haciendo una señal de V y el dedo índice marcado con tinta– está plasmado por toda la ciudad. En su mayoría formado por activistas locales de jóvenes, Haqna tiene el objetivo de educar a la población acerca de sus derechos civiles y la importancia de las elecciones.

Publicidad

Niños juegan con los restos de una estatua de Basil al-Assad, hermano del presidente, destruida cuando los rebeldes tomaron el control de la capital de Raqqa. 

Sin embargo, Haqna se topó con la oposición de ISIS, y algunos de sus miembros han sido arrestados recientemente por organizar protestas contra el grupo militante islámico. Después de una manifestación frente a la sede, un activista aseguró haber visto a alguien filmar desde el interior del edificio. "Son peores que la Mukhabarat [la policía secreta] – tienen ojos en todas partes," dijo.

Mientras que los miembros de ISIS actualmente ocupan el edificio de gobernación de Raqqa –su bandera de color negro vuela en lo alto en la plaza principal en el exterior– es el movimiento islámico independiente de Ahrar al-Sham que juega el rol más importante en la administración de la ciudad. El grupo ha mantenido los servicios esenciales, tales como la recolección de basura, el agua y la alimentación. También gestiona las panaderías públicas y distribuye paquetes de ayuda alimenticia a miles de familias en la provincia, así como la promoción de la educación islámica a través de conferencias públicas, talleres y mensajes religiosos y frases filosóficas plasmada en muros públicos y carteles por toda la ciudad.

No es que no signifique que el grupo no sea militar. Aunque la ciudad esté controla por los rebeldes, un área de 1 kilómetro alrededor de la ciudad está todavía bajo disputa con División 17, una unidad del ejército de Assad, y los combatientes de Ahrar al-Sham son la principal fuerza rebelde en la batalla. Le pregunté a uno de a sus combatientes cuando él espera que División 17 sea derribado. Él rápidamente respondió, "Espero que no sea pronto," claramente consciente de que el régimen responderá con ataques aéreos, causando muertes de civiles.

Publicidad

El cuerpo de un niño asesinado durante un ataque bomba es preparado para su entierro en la ciudad de Raqqa.

Tuve una experiencia de primera mano de ese problema, al final del Ramadán, me despertó el sonido de numerosas ambulancias –resultó que helicópteros del ejército sirio habían arrojado bombas en tres edificios diferentes, matando a 13 personas. Dentro de unas horas, me encontré de pie en una sala refrigerada de una morgue de cadáveres con un padre mientras observaba a los cuerpos de seis de sus los niños siendo envueltos.

La familia esperó hasta que cayera la noche para el funeral, así para evitar ser centro de otro ataque, ya que los funerales suelen ser blancos de los bombardeos. Un rebelde con una arma de fuego de alto calibre –o una "dushka", como se les conoce coloquialmente– nos escoltó en la parte trasera de una pick-up, para nuestra protección.

Tres camiones cargaban los cuerpos, junto con los afligidos. Todo el camino hasta el cementerio, yo observé a un muchacho joven sentado en la parte posterior de uno de los camiones, él lloraba sobre el cuerpo de uno de sus seis hermanos asesinados. Los espectadores, en su mayoría familias que habían estado disfrutando de una alegre velada estaban en silencio y miraban pasar la procesión en respeto. Un hombre anunció los mártires: “¡Shahid! ¡Shahid! ¡Seis hermanos y hermanas!"

Rebeldes islamistas posan para retrato dentro del lujoso palacio del gobernador, en la capital de Raqqa.

Publicidad

Una vez que llegamos, no había tiempo para una ceremonia. El entierro tenía que llevarse a cabo  de prisa por la cercanía con las tropas de la División 17, y teníamos que apagar nuestras luces en caso que atrajeran algún Oficial del ejército Sirio que quedara en la región. Un gran número de hombres ayudaron a entregar los cuerpos al padre mientras él estaba parado dentro de la enorme tumba abierta. Otros sostenían sus teléfonos para proveer la suficiente luz para que los cuerpos fueran acostados en el lugar correcto. Después de unos minutos, nos fuimos.

De regreso en las instalaciones de Ahfad al-Rasul –las cuales estableció el grupo en la estación de trenes inactiva de Raqqa, a donde nos dirigíamos cuando nos encontramos con los combatientes de ISIS– me senté con Abu Mazin, el comandante que acababa de declararle la guerra al grupo militante Islamista. Sus hombres habían instalado barricadas alrededor de la estación.

Describiendo a su grupo como una organización militar sin afiliaciones políticas, Abu Mazin habló sobre un proyecto más amplio que el de Ahfad al-Rasul. "Estamos trabajando para unificar todos los grupos FSA bajo el Consejo Nacional de Seguridad," él me dijo. "En el futuro formaremos el Ejército Nacional Sirio." Abu Mazin continuó, asegurándome que su grupo no tiene una ideología particular: “Sólo somos Sirios para todos. No podemos mantener a Siria unida si queremos mantener una sola ideología."

Publicidad

Mujeres en una demostración pública para recordar y honrar a aquellos que perdieron la vida durante la batalla por el control de la capital de Raqqa.

Un residente local, Abu Mazin, dijo que la razón principal por la que le declaró la guerra a ISIS fue para luchar por la liberación de 1.500 prisioneros que fueron retenidos por el grupo, de los cuales unos 500 son miembros de FSA. También dijo que tenía el apoyo de los residentes de Raqqa: "La gente no quiere estar gobernada por ISIS," explicó.

La entrevista fue corta, ya que Abu Mazin y sus hombres estaban algo preocupados por la batalla que empezaron unos días antes. Durante ese tiempo, él declaró que sus hombres habían matado o herido a 40 miembros de ISIS, sufriendo solo tres lesiones en sus filas. "Ésta es mi ciudad, no nos pueden ganar en una batalla urbana aquí," me dijo.

El día siguiente, antes de irme de Raqqa, pensé en llamarle a Abu Mazin para hacerle unas preguntas más, pero mi teléfono sonó antes de poder marcar su número. Un coche-bomba impactó sus instalaciones, matándolo y a todos los hombres que conocí el día anterior. "Se acabó," dijo el activista que llamó para dar la noticia. "ISIS ganó."

Sigue a Alice en Instagram: http://www.instagram.com/martinsalicea

Six members of the same family, victims of a barrel bomb attack, are buried in Raqqa. The burial was made during the night and in a rush amid fears of another attack.

A Syrian rebel fighter at a public gathering where locals honoured the martyrs who fought for the control of the capital of Raqqa.

A child runs through the rubble of a home destroyed during an air strike in the provincial capital of Raqqa.

A commander and members of a Free Syrian Army battalion in their headquarters in Raqqa.

Members of a Free Syrian Army batallion help run a bakery that provides bread at low prices to civilians in the provincial capital of Raqqa.

One of the local leaders of the Islamist rebel group Ahrar Al-Sham, responsible for overseeing the campaign to paint phrases of advice in public places in the provincial capital of Raqqa.

A member of the Islamist rebel group Ahrar Al-Sham paints a phrase meaning "Religion is Advice" on a wall in the provincial capital of Raqqa.

A man burning garbage in a metal container as children in the background spot an army helicopter in the sky. Shelling and air strikes have been sporadic in the month since the rebels took control over the provincial capital of Raqqa.

A boy selling military clothing and accessories at a busy street in Raqqa holds a Shahada flag.

Women at a public demonstration to remember and honour those who lost their lives during the battle for control of the provincial capital of Raqqa.

A Syrian woman stands outside a bakery managed by the Islamic movement of Ahrar al Sham in the city of Raqqa during the holy month of Ramadan.

People walk along a shopping street at night during the holy month of Ramadan in the city of Raqqa.

Women in a shopping street at night during the holy month of Ramadan in the city of Raqqa.

Abu Tayf, commander of the Omnaa al Raqqa rebel brigade, holds a newborn child who was found abandoned at a nearby public garden. He recites the adhaan – the very first words a newborn Muslim child should hear. The child's parents were later located by his brigade.

Local volunteers walk through the debris after a barrel bomb dropped from a Syrian army helicopter destroyed two homes. Fourteen civilians were killed in this attack. Two more attacks destroyed buildings and injured dozens of people.

Women react as they reach the scene of an attack where a barrel bomb dropped from a Syrian army helicopter destroyed two homes and killed 14 civilians.

Children walk through the debris after a bomb dropped from a Syrian army helicopter hit a residential building.

The body of a child killed during a barrel bomb attack is prepared for burial in Raqqa city.

The bodies of six members of the same family killed during a barrel bomb attack are prepared for burial in Raqqa city.

A young man mourns the deaths of six of his siblings during a barrel bomb attack in Raqqa.

A damaged picture of president Bashar al-Assad in a public garden in Raqqa, the first provincial capital completely controled by Syrian rebels.

Members of the FSA-affiliated rebel group Ahfad al Rasul are seen outside their headquarters in Raqqa, Syria, fighting against members of the Islamic State in Iraq and Al-Sham (ISIS) on August the 12th, 2013.

A street vendor walks past a shop where the message, "The thief will be punished – Jabhat al-Nusra," was spray-painted on the door. Since the rebels expelled the government from the city of Raqqa in early March, many shop owners have chosen to write similar messages for fear of looting.

A barber shop in Raqqa, where some young men have visited to change their beard style after being inspired by Islamist rebel fighters.

Islamist rebel fighters pose for portrait inside the opulent governor's palace in the provincial capital of Raqqa.

The controversial black flag raised by an Islamist group across from the governorate building in Raqqa is seen on the background of a street stand where flags representing different rebel groups are sold.

Children play with the remains of a statue of the president's brother, Basil al-Assad, destroyed after the rebels took control of the provincial capital of Raqqa.