¿Depresión, agorafobia o celos? Neuróticos Anónimos te ayuda

Juan Pérez, no es su nombre real para proteger su anónimato

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Juan Pérez dejó los estudios a los 17 años y se fue a vivir con su pareja, quien era cuatro años mayor que él. Dormían en el piso de un lugar de 4×4 que rentaron en el Estado de México, donde desarrolló miedo al exterior. “Tenía pánico de salir de mi casa; me daba fobia algo tan simple como salir y cruzar la calle”, cuenta Juan, quien ahora tiene 42 años y lleva una vida normal gracias al programa de Neuróticos Anónimos (NA).

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Neuróticos Anónimos es una asociación civil —creada en Washington, D.C. en 1964 por Grover Boydston— que ayuda a la gente a recuperarse de sus problemas mentales y emocionales por medio de pláticas y sin ayuda de profesionales. Diez años más tarde llegó a México y actualmente tiene presencia en Guatemala, El Salvador, Uruguay, Brasil, Argentina y Costa Rica.

La asociación no da trabajo, tampoco presta dinero, no dan consejos —sólo escuchan—, no venden nada ni es para buscar pareja. Tampoco cuentan con profesionales como psicólogos o psiquiatras. La gente es quien determina que ya está mejor y aun cuando se sienten más tranquilos, muchos continúan asistiendo a las pláticas.

Grover Boydston

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Grover Boydston fue un sicólogo, alcohólico, que intentó suicidarse en cinco ocasiones antes de acudir a Alcohólicos Anónimos (AA). Después de dejar el alcohol, se dio cuenta que los problemas emocionales continuaban presentes en su vida y consideró que el programa de 12 pasos que utilizaba AA podía ayudar a gente que no necesariamente sufría de adicción al alcohol. Platicó con los fundadores de AA y les comentó su intención de usar su programa para ayudar a otras personas. Ellos, repletos de trabajo, le dieron permiso de usar el programa para ayudar a personas con problemas emocionales y creó Neuróticos Anónimos.

Los 12 pasos sugeridos de de Neuróticos Anónimos, vía

La etiología de la enfermedad y de la salud mental y emocional.

Juan acudió a pedir ayuda a Neuróticos Anónimos por casualidad. “Frente al cuartito en el que vivía estaba un grupo de NA, al lado un billar y después un gimnasio. No sabía para dónde irme. Ahí decía: ‘Si usted sufre depresión, miedo, soledad o angustia, podemos ayudarlo’. Había tres decisiones, pero era tan grande mi miedo a salir a la calle, que de los tres lugares, el más cercano era NA y ahí me metí. Si hubiera estado primero el billar, ahí me hubiera metido”, cuenta.

En México actualmente hay 869 grupos con presencia en todos los estados de la república, a excepción de Nuevo León. El primer grupo que hubo en México fue fundado por alcohólicos. “Dejan de beber, pero tienen ansiedad, miedo, depresión y agresividad”, cuenta Cecilia Lagunas, gerente de la oficina de servicios generales de NA. “Este programa se utiliza como una medida preventiva, ya que la neurosis lleva a la gente a caer en adicciones que buscan como medida de escape para evitar ver su realidad”.

Cecilia Lagunas dice que Neuróticos Anónimos “va dirigido a aquellas personas que son gobernadas por sus emociones. Las más comunes son los celos, la ira, temor, miedo y autocompasión”, cuenta, además de que uno mismo tiene que aceptar que necesita la ayuda. La gente que acude a los grupos de NA son personas que están desesperadas y no encuentran ayuda. Normalmente es gente que no puede pagar consultas con algún especialista, como un psicólogo o un psiquiatra, y encuentra un refugio en estos grupos. Aún así, NA está abierto para personas de cualquier edad y nivel socioeconómico. “Todos vivimos lo mismo, nada más cambian los escenarios. Todos gritan y se deprimen, unos en Polanco y otros en Neza”, dice Cecilia Lagunas.

“En NA no hay especialistas que te digan qué estás haciendo bien o qué estás haciendo mal”, cuenta. La gente que decide asistir a estos grupos se autodiagnostica a través de un breve cuestionario de 26 preguntas. Asisten a una platica de una hora y media en la que algunas personas hablan sobre sus sentimientos frente al grupo. “Ahí se reflejan con lo que otras personas platican. Muchos en su primera sesión se cohíben, otros al revés, tienen una gran necesidad de hablar, que aprovechan y sacan su ira y dolor frente al grupo. Eventualmente se van sintiendo mejor y con el tiempo están más tranquilos”.

Juan, quien llegó casi por error al grupo, dice que pensaba que pudieran ayudarlo. “Me dijeron: ‘aquí te vamos a ayudar si así lo quieres’ y eso me dio una esperanza. Cuando escuché todo lo que decían y sentían, me identifiqué y vi que no era el único que se sentía así”. Aunque la ansiedad y el miedo de salir a la calle afectó su vida en todos los sentidos, “lo que me hizo quedarme en el grupo y seguir acudiendo fue la calidez, comprensión y hermandad que me demostraron”. Actualmente lleva una vida normal y sigue acudiendo al grupo para pagar de alguna manera la ayuda que recibió.

Neuróticos Anónimos es una asociación sin fines de lucro. “No estamos asociados con ningún partido político ni recibimos dinero de empresas, sólo de gente que forma parte del programa y los donativos son voluntarios”, dice Cecilia Lagunas. “Si alguien externo al grupo quiere donar, no lo aceptamos porque no nos hace bien. Hay que trabajar para valorar las cosas y nos debe de costar tiempo y esfuerzo”.

Algunas personas que ya se encuentran mejor se convierten en “padrinos” de los nuevos integrantes, dándoles consejos y apoyo. Ésta es una manera de pagar por la ayuda recibida. De acuerdo con el fundador de NA, Grover Boydston, el 95% de las personas sufre de neurosis. “Es tan común gritar, enojarse, aventarle el coche a alguien o pelearse, que no nos damos cuenta. Es debido al egoísmo de las personas que sólo se preocupan por uno mismo”. Es por esto que en NA hay servicios que los compañeros prestan a la asociación. De acuerdo con Cecilia, se trata de bajarle el ego a las personas. Una manera de prestar un servicio es desde hacer limpieza en el grupo, preparar café o té, o hasta dar platicas y contar testimonios a grupos de personas.

“Para formar un grupo es necesario que dos o tres personas se comprometan a tener abierto el grupo. Es un compromiso. No puede estar cerrado porque mucha gente entra en crisis y no puede encontrar el lugar cerrado. Ayer me habló una señora muy alterada porque había encontrado al marido con la amante. Yo sólo podía escucharla y pedirle que fuera a un grupo, que se deje ayudar. Hay que escucharlos porque necesitan calmarse”, platica Cecilia.

Juan dice que continuará asistiendo a las pláticas porque uno tiene que seguir trabajando para sentirse bien. “Si usted es neurótico, es neurótico y será bienvenido venga de donde venga y haya hecho lo que haya hecho. No lo vamos a juzgar ni a criticar, sino vamos a tratar de ayudarle a salir delante si quiere. Si no quiere, váyase a dar una vuelta y cuando este convencido de que necesita ayuda, aquí estaremos esperándolo”.

@soyalemendoza