“One’s too many, and a hundred ain’t enough / Oh come here lordy, give me more of that stuff” (Uno es demasiado y cien no es suficiente / Oh Señor, ven aquí, dame más de esas cosas). Así va la letra de “Pipey McGraw”, una canción inédita de Pete Doherty que algunos podrían pensar que se trata de fumar crack y la caída al acantilado entre la vida sobria y el uso excesivo de drogas.
Como gran parte de la obra post-Libertines de Pete, la canción se centra en las drogas. A menudo es franco acerca de sus dos amores: una visión poética de Inglaterra; y navegar a través de esa visión bajo la influencia de tantas drogas como sea posible. En una entrevista reciente con Channel 4, cuando le preguntaron si estaba preocupado por las trágicas repercusiones de su estilo de vida, hizo una pausa, se secó una lágrima y luego dijo: “Hay algo en mí… un soldado loco que nunca grita, nunca se enoja y nada puede matarlo”.
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Después de una temporada en rehabilitación en Tailandia a fines de 2014, Pete dijo que estaba usando drogas de nuevo. Como le dijo a The Guardian el mes pasado, volvió a consumirlas prácticamente desde el momento en que aterrizó en Margate, donde ahora vive. El músico permite a los fans suponerlo cuando leen los artículos de la prensa que apoyan su nuevo álbum, Peter Doherty & The Putra Madres. Junto a las mencionadas entrevistas en Channel 4 y The Guardian (en esta última, intenta venderle sus pertenencias al periodista) puedes ver una charla en video de una hora de duración con NME, donde habló sobre su fascinación por las drogas (“Me encanta estar cerca de ellas: me fascina el idioma, la ropa y la cultura”).
Es difícil no prestar atención a este ciclo de prensa —Doherty, gris y sudoroso; brindando frases tan buenas que sirven de “gancho” en cualquier artículo— y no pensar en Amy Winehouse. Ambos eran amigos y formaban parte del mismo grupo de Camden que incluía a Russell Brand. Russell ha estado sobrio durante 16 años. Amy, lamentablemente, ha muerto. El período previo a su muerte está bien documentado en la película Amy y en la multitud de artículos de opinión que cuestionan: “¿No deberíamos haber parado esto antes?” Aquellos propensos a la especulación podrían pensar con facilidad que Pete está en un extremo similar de la escala.
El domingo por la noche fui a verlo tocar con su nueva banda, The Puta Madres, en el Foro Kentish Town de Londres. Al tener como abridor no a una banda, sino a un mago, al principio esperaba… no tanto lo peor como al menos algo que se asemejara a un concierto en el recinto de una feria local. Tal vez —como sucedió con algunas de las últimas presentaciones de Amy Winehouse— aparecería en un estado demasiado vulnerable para estar “a la altura”; quizá llegaría tarde al escenario, etc. Y por supuesto, cuando salió al escenario, parecía balancearse con las piernas de un becerro recién nacido y casi le pega a un roadie en la cara con una guitarra que había aventado.
Su reciente álbum es uno de sus mejores. “Paradise is Under Your Nose” es el siguiente en el panteón de los clásicos de Doherty con temas como “Albion”, “For Lovers” y “The Whole World Is Our Playground”; el sencillo “Who’s Been Having You Over” está lleno de energía. Cuanto más se aleja de The Libertines y su marca de “indie guiado por la velocidad”, más cerca está de escribir los clásicos arcadios que siempre buscó apilar en su discografía. The Libertines siempre había presentado una imagen dickensiana de posguerra, e inventaron el fraseo de “el buen barco Albion”, su metáfora para Gran Bretaña y el viaje colectivo a Arcadia, pero siempre lo habían hecho a través de una nube de tormenta sofocante. Doherty se metió a robar el apartamento de Carl Barât y fue expulsado varias veces por problemas de consumo de drogas. Pero con The Puta Madres, hay un sonido que es mucho más limpio, mucho más nítido.
Así que cuando Doherty lanza uno de los álbumes más brillantes de su carrera, es extraño verlo no solo en favor del vicio, sino como parte de su vida todo el tiempo. Es triste ver esto, y sin embargo, parece que Pete ve las cosas de manera romántica. Entre las muchas cosas que dijo en esa entrevista con NME (“Un opiáceo es uno de los mayores regalos de la naturaleza para nosotros”, o deseando haber hablado más sobre “los increíbles efectos positivos de las drogas”), cuestionó por qué la gente lo desprecia por su consumo en lugar de preguntarse “¿por qué estás combinando el uso de drogas para crear este increíble escape de esta realidad gris, tibia, estéril y machista?”.
Según lo que le dijo recientemente a los periodistas, Pete parece reconocer la gravedad de su problema de consumo de drogas. Continuó diciendo que es como tener un hermano (“realmente no puedo separarme de él… siempre estará ahí”). Y sin embargo, en el escenario del foro de Kentish Town, no se equivocó en ninguna nota, letra o riff: de las pocas veces que lo he visto en vivo —ya sea con The Libertines, Babyshambles o en solitario—, ha sido uno de sus mejores conciertos. Y a diferencia de los últimos conciertos de Amy Winehouse, parece que Pete quiere estar aquí: no hay un padre que lo presione, no hay un sello discográfico (él mismo lanzó este álbum); solo el deseo de presentarse o ganar dinero o, seamos honestos, ambas cosas.
Un momento particularmente sorprendente se produjo cuando interpretó la nueva canción “Someone Else To Be” (escúchenla arriba). Hacia el final, hace referencia a “Don’t Look Back In Anger” de Oasis, cuando canta “please don’t put your life in the hands / of a rock ‘n’ roll band / they’ll throw it all away” (por favor, no pongas tu vida en manos de una banda de rock ‘n’ roll / la van a desperdiciar por completo). Se siente pertinente. Después de 17 años, ocho álbumes, múltiples condenas e intentos de rehabilitación, fracasos, rupturas, destrucción y varios breves destellos del paraíso, aún sigue llenando sus conciertos, con sus fans pendientes de cada palabra. La Doherty-Manía no es menos voraz entre su fanbase como lo fue en su apogeo más hermoso.
Sin embargo, a medida que transcurre el tiempo, la inclusión de esa letra en “Someone Else To Be” se siente escalofriante. También está en la versión grabada del álbum, y escucharla me recuerda a un joven Doherty haciendo cola para comprar un álbum de Oasis. En ese entonces era un poeta incipiente (ganó una competencia cuando tenía 16 años y realizó una gira por Rusia, gracias a la financiación del British Council). Ahora es mayor y todavía es un poeta, tan significativo para algunas personas como lo fue Oasis para él. Así que escuchar esa frase en un disco suyo se siente como algo consciente.
Pero Pete sigue aquí y nosotros quizá esperamos que alguien lo lleve a la sobriedad —él menciona que Carl le dijo que The Libertines no se juntará de nuevo porque no está de acuerdo con el problemático consumo de drogas de Pete—, aunque parece que no lo están presionando a hacer nada que él no quiera hacer. Más que eso, como le dijo a The Guardian, en realidad no es infeliz. Cuando le preguntaron cómo es que la gente asume que tiene un deseo de muerte autodestructivo, él respondió: “Amo la vida. Exprimo el día todo lo que puedo”. Como dice Pete en la canción “Pipey Mcgraw”, acerca de su relación con la heroína y el crack: “we had a real good time, just me and you” (Lo pasamos realmente bien, solo tú y yo).
@ryanbassil