Nos guste o no, todxs hemos sentido ese deseo de tener lo que tiene otra persona, la sensación de que el éxito de alguien es una prueba de nuestro fracaso. La envidia suele ir acompañada de un sentimiento de culpa: nos gustaría poder alegrarnos por lxs demás y celebrar sus éxitos, pero algo nos impide hacerlo.
En primer lugar, es importante aclarar que la envidia y los celos son dos cosas distintas. Los celos son el miedo a perder algo o alguien y están relacionados con la falta de confianza, la ira y la ansiedad. La envidia es un deseo mezclado con irritación y odio. “Los celos ocurren cuando tienes algo y te lo quitan, como una pareja o un trabajo”, dice el psicólogo holandés Bjarne Timonen. “La envidia viene cuando no tienes algo y estás celosx de que alguien más lo tenga”.
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Según Timonen, la envidia es una emoción primitiva que existe desde tiempos inmemoriales. “La gente quiere cosas hermosas. Anhela ser recompensada”, dijo. “Y puede ser doloroso ver que otrxs son recompensadxs y tú no. Por muy antiguo que sea el sentimiento, Timonen cree que la envidia se ha vuelto más presente en nuestras vidas gracias a las redes sociales. “En internet, la gente se jacta de lo que tiene: cosas, vacaciones de ensueño, o un buen trasero. La comparación social es inevitable”.
Esta comparación social puede desencadenar diferentes reacciones. Para algunxs, los sentimientos negativos son abrumadores. “La envidia refuerza su imagen negativa de sí mismxs, la idea de que no merecen lo que tienen otras personas”, explicó Timonen. “Pero es mejor pensar que te esforzarás más para conseguir las mismas cosas”.
Obviamente, es más fácil decirlo que hacerlo. Timonen dijo que nunca envidió el físico de nadie, pero envidiaba a la gente profesionalmente. “Hace unos años, me ofrecieron un muy buen trabajo, pero en el último minuto, se lo dieron a otra persona”, dijo. “Entonces sentí envidia, me comparé con esa persona y me puse a buscar sus rasgos negativos”.
A menudo se critica a Instagram por crear expectativas poco realistas y hacerte sentir miserable. Pero cuando se trata de trabajo y carrera, plataformas como LinkedIn operan como fábricas de deseos. “Obviamente, en las redes sociales solo ves el tráiler y no lo que sucede detrás de cámara. “Y especialmente si eres nuevx en tu carrera, eso puede ser bastante desalentador”.
Timonen señaló que los jóvenes graduados de la actualidad se presionan mucho más que los de las generaciones pasadas. “Todo debe suceder lo antes posible, deben lograr sus objetivos en los próximos diez años. Trabajan como si tuviera mucha prisa, cuando en realidad es bueno pasar décadas construyendo tu carrera”.
Cuanto más altas sean tus expectativas, más susceptible serás a la envidia. Pero eso no siempre es productivo. “Muchas personas entre los veinte y los treinta años sufren del síndrome de desgaste laboral. Las prisas y el estrés no te ayudan a construir una buena carrera. Tienes que fallar varias veces y darte espacio para mejorar”.
Pero muchas veces, no puedes controlar cómo te sientes, aunque tengas las mejores intenciones. Según Timonen, si sientes envidia, tienes que aceptarlo. “Si luchas contra la envidia y los celos, aumentarán. Es mejor poner las cosas en perspectiva, repensar los pasos que has dado y los que seguirán. El hecho de que no tengas algo todavía no significa que nunca lo tendrás”, dijo.
Además, no olvides que la envidia nace de las inseguridades, y las inseguridades se dominan con la edad. “Cuanto más eficiente te vuelves en el trabajo, más espacio libre tienes en tu mente. Llegas a conocerte y aceptarte a ti mismo, y la autoaceptación es la mejor medicina contra la envidia”.