Artículo publicado por VICE Argentina.
Finalmente Buenos Aires aparece en el mapa de la cultura Sound System. Esta escena que nació en los 60 en Jamaica cuando los dueños de las licorerías sacaban sus parlantes a las veredas para acrecentar sus ventas pinchando rhythm & blues y soul a todo volumen y dio lugar al desarrollo de los primeros sound systems clásicos de la mano de Coxsone Dodd, Duke Reid y Prince Buster. Desde 2014, Stepping Stone Sound System (y su pata discográfica Stepping Stone Records) son protagonistas en esta avanzada, quizá tardía, pero que con criterio y seriedad pareciera llegar para quedarse. Luego de un 2017 intensamente activo en el que trajeron a Buenos Aires a eminencias de la escena a nivel mundial como los ingleses de Indica Dubs, Vibronics o los míticos Channel One, este sello y sound system 100 por ciento analógico y artesanal no tiene más que grandes planes para este año.
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Jojo Pinacchio y Juan Tuma son sus motores, dos amigos de toda la vida a los que se les suma Nacho Flotta en producción y promoción; así forman este pequeño colectivo que trae aquella tradición que llegó a su forma definitiva en Londres durante los años 70.
“Esta idea de sound system, de roots reggae y conscious music, nace en Inglaterra en aquella década debido a la necesidad que tenía la gente de juntarse. Así como los argentinos se juntan en el exterior a hacer empanadas y ver los partidos de la selección, esto sucedía con los jamaiquinos en Inglaterra, se juntaban a escuchar su música”, apunta Jojo. Y Juan explica que “había sound systems de diferentes vertientes. Los espirituales son con los que nos identificamos plenamente. A veces sin voluntad de crear conflictos, se crean igual cuando alguien viene a proponer una fecha conjunta, por ejemplo, y a nosotros no nos interesa formar parte de eso. Tenemos una identidad y queremos que suceda algo en concreto; no otra cosa. No es fácil que todo el mundo lo entienda”.
VICE: ¿Qué motivaciones los llevaron a crear Stepping Stone?
Jojo: Un poco eso, el panorama local es parte de la motivación. A mí me preguntan qué música escucho, yo digo “reggae” e inmediatamente se me linkea a algo que nada que ver con lo que escucho o en lo que creo. Ahí es donde se parten las aguas y esto nos motiva a mostrar nuestra verdad, en la que creemos. Tocamos estrictamente roots reggae. El sound system es un agente de cambio por naturaleza.
Juan: Cuando decimos roots no te queremos llevar al año 78. El roots de hoy está más mezclado con la electrónica de Inglaterra, pero sigue siendo roots sobre todo por su contenido a diferencia del reggae jamaiquino, ahora más cercano al reggaetón, por ejemplo. Esta postura nos pone en una situación particular, porque no logramos tener feedback con la escena local.
Jojo: Pasó que en un momento la escena estalló, y ahí los referentes del género perdieron la oportunidad de sentar bases para algo mejor y surgió esto de “meto el gol a lo Maradona, soy el mejor, etc.”. Ahí surgieron miles de balsitas a la deriva, pero todas creyéndose que tenían al capitán de algo. Se creen que hay una realeza del reggae y no es así. Nosotros no le vamos a sacar la careta a nadie, simplemente se irán cayendo porque la mentira es así. ¡Es como que somos los mejores en todo! Salvo en el futbol, lo demás es una boludez (risas).
Luego de haber estado en algunas sesiones, puedo aseverar que el bautismo en una sesión de sound system puede ser algo inolvidable gracias al protagonismo de los graves, las reverbs, los delays. ¿Cuáles fueron sus primeras experiencias?
Juan: La mía fue con Jah Shaka en España. Tremendo.
Jojo: Yo nunca había escuchado uno en vivo antes que al mío.
¡Guau!
Jojo: Sí, lo fuimos a probar y estalló el barrio, fui muy feliz. Nos da mucho orgullo que la gente que viene de afuera apruebe y elogie nuestro sound. Incluso los Channel One nos decían en que Londres ya se conoce a Stepping Stone. Somos más reconocidos afuera que acá.
Ustedes vivieron en el exterior muchos años, ¿qué tan complicado les resulta llevar a cabo esto en Buenos Aires?
Juan: Es complicado porque todo es más difícil y más caro.
Jojo: Es un proceso de aprendizaje. Tiene muchas cuestiones como el sonido en vivo, la carpintería, la cuestión eléctrica, sin ir más lejos, el lugar donde tenerlo. Estudiamos muchísimo. Somos creyentes, y eso nos ayuda a que las cosas vayan saliendo. Nos cruzamos con Alejandro Campero que sabe mucho de esto y fue nuestro guía y “testeador” del proceso. El preamplificador lo hicimos en Suiza con uno de los mejores fabricantes del mundo. Desde ese aparato controlamos las frecuencias, es parte fundamental de esta cultura tener tu propio amplificador, pensado por vos. Es nuestro instrumento. Ahí conglomeramos todas las funciones que tiene el sistema. En vivo es un trabajo entre de DJ e ingeniero de sonido. Como mucho hay 20 tipos que hacen esto en el mundo. Para contratar a uno de los tops tenés que esperar años. Es un trabajo muy delicado.
Decían que son creyentes ¿cómo los influye la religión?
Juan: Somos creyentes, no religiosos. Esto es una creencia. Nosotros compartimos su mensaje, que es un mensaje de amor, de respeto y de unidad. Luego nuestra sesión musical apunta a todo el mundo. Sí, es reggae, pero no se requiere que seas religioso para disfrutarla.
Jojo: Creemos en que si hacés bien, recibís bien. Sería bueno que todos creamos que si las cosas se hacen bien nos pueden llevar a un lugar mucho mejor.
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¿Cómo ayudan a crear ese contexto de conexión?
Jojo: Nos interesa crear una situación de espacio-tiempo donde se genere cierta vibración para que la gente se sienta inspirada y logre dar un paso adelante, como dice nuestro nombre, “Stepping Stone”. Luego de la sesión con Channel One, estábamos extasiados, y eso no tiene que ver con estar drogado hasta el culo.
Juan: Es que la situación de baile no tiene por qué ser de fiesta o de emborracharse, por eso este año vamos a hacer un ciclo los domingos por la tarde. Mi principal miedo cuando comenzamos era si se interpretaría la idea. Mis propios amigos, cuando les decía “hagamos una fiesta”, de inmediato preguntaban “pero… ¿va a haber minitas?”, y esto no es ni para emborracharse ni levantar minitas. Sí vas a conocer gente, claro, pero es algo más para conectar, más espiritual. Para cerrar los ojos y sentir.
¿Qué tan importante es el detalle en la música y cómo se define el repertorio de Stepping Stone?
Juan: Muy importante. Yo dediqué mi vida a esto. Siempre que puedo me doy una sesión de música de cinco o seis horas diarias. Cuando compro un disco lo elijo por el productor, no por el artista. El sonido lo dan el productor y el estudio.
¿Cómo se van relacionando con otros sound systems de otros países? ¿Hay una escena que se relaciona a nivel mundial?
Juan: Sí, claro. No suele haber competencia en todo esto. Siempre se tira para adelante. Cuando los Channel One se estaban por ir de Buenos Aires, nos pusimos a hacer una canción con el objetivo de que cuando se ponga la aguja en ese vinilo, todo el mundo sepa que es una canción de Stepping Stone. Se iban a las 5 AM y hasta las 3 AM estuvimos trabajando en eso. Todo de onda. Y con Vibronics igual. Hay un intercambio desde el sentimiento.
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Respecto al sustento económico del proyecto, imagino que no será un barato llevarlo a cabo…
Juan: No lo es. Nosotros tenemos otros laburos, igual que nuestros pares. Como Martín Campbell que es un cantante que nos mata y maneja un colectivo. O Ras Muffet, el productor con el que soñamos trabajar, que labura en el aeropuerto y tiene su sound system y su sello. Mikey Dread de Channel One laburó en el correo durante mucho tiempo.
Jojo: Cuando murió Bob Marley se partieron las aguas. Comenzó a haber distintos tipos de reggae, otros artistas pasaron al frente de la escena. Se creyó en Yellowman como la nueva gran figura y nada que ver. Paralelamente, los sound systems siempre se mantuvieron en una línea pareja, al margen. Pasando roots reggae, conscious music, algo de música bailable para resaltar ese tipo de picardía bien jamaiquina. Nosotros nos aferramos a lo clásico y por eso Jah Shaka es nuestro ejemplo.
Juan: Mantuvo la línea siempre y nunca se prostituyó. No es una línea comercial y por suerte está tomando lugar y la gente se está acercando. Esto creció porque la gente que cree, invirtió. Muy pocos son de plata, la gran mayoría usa sus ahorros.
El paradigma es diferente: nosotros nos dedicamos a esto no para sacar algo, sino para aportar.