Artículo publicado por VICE México.
Al terminar un Mundial de futbol la euforia de los aficionados del evento deportivo más importante disminuye. En el imaginario colectivo solamente permanece el nombre del equipo campeón, los jugadores destacados y las sorpresas. Una de ellas fue la participación de Croacia, equipo que quedó en segundo lugar al perder la final contra Francia, sin embargo, hay un partido que posiblemente se recordará más: la semifinal contra Inglaterra, donde el festejo del segundo gol croata involucró al fotógrafo salvadoreño Yuri Cortez, con quien pude platicar después de un respiro tras las semanas que ha tenido y que ahora disfruta de una visita especial al país que sus jugadores convirtieron en parte de la alegría.
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La escena que le valió el reconocimiento mundial es una que casi todo mundo conoce: tras el gol de Mandžukić en tiempo extra, todos los jugadores croatas corrieron a festejar en una esquina, donde el festejo se salió un poco de lo habitual. Bajo la pirámide de futbolistas quedó enterrado Yuri, quien después de la algarabía por la anotación fue levantado por los mismos jugadores que lo tiraron de su silla y que ganó un lugar entre aficionados de todo el mundo y periodistas porque consiguió fotos a centímetros de distancia gracias a que nunca dejó de disparar su cámara.
VICE: ¿Cómo comenzó tu carrera en el periodismo?
Yuri Cortez: Fue en los años 80, cuando El Salvador vivía un conflicto armado, una guerra que duró 12 años. Por el año 86 comencé a hacer foto y a tratar de registrar el tema del conflicto, eso me permitió tener contacto con corresponsales extranjeros y de esa manera me fui abriendo espacio hasta que llegué a la agencia AFP, para la cuál trabajo actualmente y tengo poco más de 27 años haciéndolo.
Has estado en otros lugares de conflictos, ¿cómo vivías estos momentos en los cuáles a partir del oficio y de querer comunicar algo muchas veces estabas en riesgo?
Después de la guerra en El Salvador gané experiencia en ese campo. Al trabajar para AFP se me presentó la oportunidad de ir a Jerusalén en la segunda Intifada y me tocó cubrir los territorios palestinos y la franja de Gaza. Viajé varias veces a esa zona, a la guerra de Irak y a la guerra de Afganistán. Antes de eso estuve en Perú cubriendo su conflicto por casi un año. Las situaciones de riesgo han estado presentes en varias ocasiones. Es difícil mantener la cordura para estar siempre informando y haciendo las fotos dentro del marco profesional, pero la experiencia misma te hace madurar y eso ayuda mucho.
Cuando estás detrás de la cámara sientes como si fuera un escudo, y de una manera, el universo se centra en el marco del visor y a veces no te permite tener la visión periférica que normalmente tenemos los seres humanos y eso te permite concentrarte. Andando muchas veces con las tropas estadounidenses en Irak y Afganistán yo tenía esa idea. Había mucha tensión cuando viajábamos en vehículos blindados porque no sabíamos en qué momento podía explotar una mina o podía haber una emboscada. En el momento en que comenzaba a hacer fotos era que se liberaba un poco esa tensión y permitía entrar en otro ambiente y olvidar un poco los nervios que se viven mientras estás en una situación que puede desembocar en riesgo.
Desde tu visión, ¿cuáles crees que son los valores y la importancia como comunicador?
Considero que hay tres ejes importantes que son mi base de trabajo: la responsabilidad, la disciplina y la seriedad con la que asumes tu trabajo. Si organizas, planificas y eres disciplinado para cumplir eso y a la vez eres responsable, las cosas, en teoría, deberían de ir bien. Eso significa que si yo voy a cubrir algo y si es algo que no conozco, me informo, me documento y trato de tener claro qué voy a hacer, cómo lo voy a hacer, con quién lo voy a hacer y las necesidades que voy a tener durante esa cobertura. Tomando como ejemplo lo que sucedió en el partido de semifinal, yo había planificado previamente mi cobertura del partido. Había escogido los lentes que me iban a servir en ese partido y llegué, como hacemos todos, cinco horas antes; había instalado mis cámaras, mi equipo, había seleccionado lo que iba a usar y cuando la situación se vino, yo tenía además de la cámara con la que estaba trabajando y cubriendo las acciones dentro de la cancha, una cámara de respaldo con un lente zoom corto que me permitía tener fotos desde la esquina y unas más cercanas en caso de que sucediera. Cuando la situación se presentó, yo había medido luz, configurado la cámara, la velocidad y con la apertura de diafragma que iba a necesitar en caso de que los jugadores arribaran a la esquina. De manera que cuando todo esto pasó de esa forma tan sorpresiva yo estaba preparado para hacer las fotos. Es la razón por las que las fotos quedaron técnicamente bien en el aspecto de que no tuvimos que lidiar con herramientas, las fotos tienen un foco perfecto, una medición de luz excelente y luego viene el tema del encuadre que todos sabemos las condiciones en que se dio, bastante difícil, pero también ahí juega la experiencia.
Justo a partir de estos tres ejes que me comentas como base y tu experiencia profesional, ¿cómo viviste este momento que fue tan intempestivo, esa inversión de papeles en la que de un segundo a otro te convertiste en protagonista?
Apenas estoy asimilando un poco la situación de ese cambio de papeles porque sí, usualmente estamos acostumbrados a estar haciendo el trabajo con nuestras herramientas y nunca somos parte. Todo cambió a partir de ese momento principalmente porque las redes sociales se volvieron una locura, fue como una segunda avalancha después de la de los jugadores. Me ha cambiado bastante la rutina y estoy asimilando ese rol de estar de este lado de la información o generando la información misma.
Te convertiste en un modelo del periodismo pero a partir de ahí se genera cierta responsabilidad para quien quiere emular lo que tú conseguiste.
Para mí es un reto aun más grande y un compromiso todavía mayor del que siempre he mantenido a lo largo de mi carrera porque ahora hay muchísima gente que está atenta a mi trabajo. Hay generaciones que me escriben y me piden consejos, que quieren seguir mis pasos, por decirlo así, que les ha gustado mucho el trabajo y cómo lo hice y están interesados, principalmente jóvenes. He recibido muchos mensajes de editores de periódicos de todo el mundo alabando la acción de no haber dejado de disparar la cámara, de haber puesto en alto nuevamente el nombre del fotoperiodista, algo que muchas veces se devalúa, pero que en esta situación se ha visto y se ha reconocido el trabajo que nosotros hacemos y las condiciones en las que muchas veces nos toca hacerlo.
¿Cuál es la misión social del periodista en el ámbito deportivo tomando en cuenta que en algunas ocasiones su trabajo es un poco repetitivo como en las zonas mixtas, sus preguntas y sus coberturas?
Una de los retos de la carrera es que nada es rutinario y eso me gusta porque te da la oportunidad de innovar y hacer cosas distintas cada día. Cuando hablamos del periodismo deportivo y las zonas mixtas, claro, a veces nos encajonamos en ese aspecto, como la conferencia, el tipo sentado hablando y no tratamos de innovar, de mostrar nuevas técnicas o nuevas preguntas o un estilo distinto de mostrar nuestro trabajo y podemos caer en ese trabajo aburrido. Pero pienso que ahí es donde la carrera misma nos reta a que propongamos cosas nuevas y tratemos de presentarlas con un estilo muy propio.
¿Cómo ha sido tu estancia y la de tu familia en Croacia?
Estoy muy feliz porque la gente nos ha recibido a mí y a mi familia de una manera muy especial, muy cálida. Cuando andamos en la calle nos reconocen, se acercan para tomarse selfies o para que visitemos sus negocios y siempre hay alguien que nos regala un souvenir. He tenido el gusto de estar con varios colegas de Croacia en reuniones, discutiendo las experiencias y hablando sobre la actualidad de la fotografía. Me invitaron a varios lugares para dar conferencias y charlas con colegas fotógrafos, ha sido muy interesante y satisfactorio ese intercambio de opiniones.
En Rusia se rompieron muchos estereotipos y miedos que se tenían respecto a cómo iba a ser el recibimiento de la gente a los aficionados y turistas y eso cambió porque los rusos fueron grandes organizadores y anfitriones, ¿con tu visita a Croacia crees que pueda pasar algo similar cuando la gente conozca un poco más acerca de este país a través de tu experiencia?
El estereotipo que teníamos sobre Rusia era todo lo contrario, nos sentimos muy seguros. Fue un torneo que creo no se había organizado de esa manera en otros países, con Brasil, por ejemplo, fue una diferencia muy grande. La gente, ese ejército de voluntarios que había siempre tratando de ayudarte a pesar de que mucha gente no habla inglés se notaba la buena intención de hacerse entender y de ayudarte de alguna manera, incluso a través de señas. Va a ser lo mismo con Croacia indudablemente porque mucha gente ni siquiera sabe o no sabía que existen tantas bellezas naturales, tantos lugares para visitar, para turistear y para conocer historias que datan desde la época romana inclusive porque este es un territorio que está muy cercano a Italia y al resto de Europa; es un país pequeño pero muy grande en cuanto a su oferta turística.