Artículo publicado por VICE Argentina
Esta crónica trata sobre asuntos varios pero todos ellos orbitan en torno al mismo sol: el disco de vinilo. Se trata entonces de un comentario sobre los medios de almacenamiento de sonido analógico, la melomanía, el coleccionismo y la curaduría musical. Los hechos tuvieron lugar en Discos Opus en el barrio de Flores. Opus es una disquería con mucha historia y cuenta con más de 90 mil policloruros de todos los géneros musicales imaginables, algunos de ellos en exhibición y otros guardados en un depósito. Su dueña, Alejandra Prudhomme, accedió a prestar el espacio para realizar una entrevista a dos entendidas en el tema: Bárbara Salazar, cuyo nombre artístico es Barbarelle, una DJ argentina especializada en música del mundo, compositores de bandas sonoras de los 60 y 70, rare grooves, música latinoamericana y percusión africana. Barbarelle tiene un canal en Radio Modular, elabora playlists para Radio KEXP y colabora con el colectivo creativo Aurea. También nos acompañó Amapola Ibieta, más conocida como Diamin, Dj chilena radicada en Buenos Aires y especializada en un espectro que va desde el ambient hasta el techno, pasando por los breaks, el new age, disco, electro, house y otros estilos que se valen de sonidos sintetizados o hechos con máquinas. Diamin es co-fundadora de Family Affair, colectivo de djs y coleccionistas, y su vez residente en las fiestas itinerantes New Trash y Lacura, esta última dentro del circuito underground de La Plata.
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De inmediato me pongo a conversar con Alejandra y me cuenta que Opus la fundó su padre a mediados de los 50. La tienda era una compraventa de discos de pasta de 78 rpm que primero se ubicó en La Boca, después se mudó a Avenida de Mayo, luego a Galería Dufau y finalmente a la calle Bolivia, donde lleva funcionando unos 25 años. Mientras observo un cuadro de su padre colgado en la pared me percato de que tanto Barbarelle como Diamin han comenzado a revolver las bateas como dos peces en el agua, cada una en un extremo diferente del local. Las observo y poco a poco voy comprendiendo la lógica detrás de sus búsquedas. Barbarelle se guía por nombres de artistas que ya conoce, pero se detiene en títulos que aún no ha escuchado. Encuentra uno de Peter Thomas, Die vollkommene Ehe. Thomas fue un compositor alemán que hacía música incidental para cine y televisión. El disco que tiene en sus manos fue realizado para musicalizar un film de educación sexual en 1968. Luego hay otro de Ray Barreto, el percusionista neoyorquino hijo de puertorriqueños, referente de latin jazz y la salsa dura, solo que este que ha encontrado es de los primeros, del tiempo en que Barreto interpretaba boogaloo y guaguancó. A Barbarelle también le llama la atención uno de Xavier Cugat, español que dirigió varias orquestas de rumba, mambo y chachachá. Dice conocerlo porque Cugat fue sampleado hasta el hartazgo por muchos artistas modernos. Le pregunta a Alejandra si es posible escuchar esta placa junto a otra que le ha llamado la atención, Soul flutes – Trust in me, editado por A&M Records. Un disco raro ya que no parece ser de ninguna banda ni tampoco un compilado, sino más bien un ensamble que surgió solo para realizar este LP. ¿Pero cómo sabe Barbarelle que el disco podría llegar a ser bueno sin haberlo escuchado antes? Simple, nos muestra la información sobre los integrantes de la agrupación que aparece en el reverso de la carátula, y resulta que el tecladista del ensamble es nada más ni nada menos que Herbie Hancock. “Esta información nos da una pista, significa que al menos debemos escucharlo”.
Por su parte Diamin está inspeccionando la sección “disco” y ha encontrado un par de cosas interesantes. Me muestra un acetato que no pertenece a esta batea, seguramente alguien lo dejó ahí por error. Se trata de Music for dancing de The Grid, editado por Deconstruction Records. The Grid fue un proyecto alternativo de Dave Ball, más conocido por Soft Cell, junto a Richard Norris, ex- músico de Psychic TV. Luego hay otro, Africanism de Kongas, producido por Cerrone, una de las mayores figuras del euro disco junto a Giorgio Moroder. “Lo primero que me llama la atención en un vinilo es el sello, y en segundo lugar el productor. Muchos de los artistas o agrupaciones que hicieron música con sintetizadores entre los 70 y 90 cumplían una función estética, se veían bien en el lente o en la pantalla; por eso es muy necesario fijarse en el productor. El productor es el artista detrás del artista, el cerebro, quién sabe darle forma a la música en crudo que llega hasta su estudio. Por darte un ejemplo, si encuentras algo producido por Bobby Orlando en los 80, seguro tiene que ser bueno.”
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Lidiando con el caos y armando sets
Una vez que hemos entrado en confianza, me atrevo a preguntar algo que pocas veces se plantea de forma abierta, sobre todo en este tiempo donde gran parte de las grabaciones musicales del pasado han sido o están siendo digitalizadas, y por ende están disponibles para ser escuchadas siempre que haya una conexión a Internet.
VICE: ¿Qué función cumple un Dj en la actualidad?
Diamin: Hoy en día hay muchos djs, pero lo que falta es cultura musical. No importa si empezaste a pinchar hace seis meses o diez años, lo que importa es que sepas de música, y por eso en algún sentido es importante tener un perfil de coleccionista o melómano. Hoy en día el dj se ha transformado en un personaje social y carismático, pero eso no tiene nada que ver con el oficio original. Un dj debería ser alguien que te abra la cabeza, que te eduque musicalmente. El dj tiene que seleccionar, curar, filtrar el torrente de información.
Barbarelle : Claro, es necesario entregar una experiencia curada, elaborar un paisaje sonoro. Hoy en día es muy fácil descargar la herramienta y seleccionar una lista con los grandes éxitos de tal o cual estilo. Pero cuando haces eso es imposible digerir lo que estás escuchando, son solo archivos tras archivos. En cambio cuando buscas un vinilo te fijás en la carátula, aparece información sobre los músicos, el año en que se editó, el país, es todo mucho más visual.
D: Sí, hay más información, son más estímulos para el cerebro, hay imágenes, muchas pistas que te pueden indicar que algo está bueno. Es muy diferente a cuando te enfrentas a una carpeta digital con el nombre del artista o el título del álbum. Estos rasgos visuales también te facilitan el trabajo cuando, por ejemplo, estás pinchando y de repente te queda un minuto para que termine la canción, comienzas a revolver en tu batea en busca de algo para continuar con el set, y de pronto de acuerdas de un disco que es todo rojo y lo encuentras al toque.
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A pesar de esto, ni Barbarelle ni Diamin condenan la mezcla con archivos digitales, pues consideran que todos los formatos son complementarios, sobre todo para djs latinoamericanos que muchas veces tienen su primer encuentro con un artista a través de Internet, y luego, si tienen suerte, lo encuentran en un formato que pueda ser atesorado como sucede con el vinilo, pero también con cds originales y casetes.
Por último les lanzo una pregunta abierta para indagar en el criterio que utilizan al construir sus sets, tanto los que pinchan en fiestas como en radios de Buenos Aires y otras ciudades del mundo:
B: Los sets que he subido arrancan con algo más bien ambient, luego transitan hacia las percusiones y estallan en un clímax más bailable. Cuando digo ambient me refiero a música que puede ser para meditar, algo como Ravi Shankar o incluso algo de jazz del tipo Alice Coltrane, pero siempre debe trasladarse hacia un paisaje medio tribal y con influencias africanas. De cualquier modo, no tengo una fórmula, es algo más bien intuitivo, intento que el oyente vaya ingresando en ese viaje sonoro por el mundo. Es lo que hice cuando colaboré con Red Light Radio, me di el gusto de mezclar la música que a mí me gustaba.
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D: Para mí depende del lugar. Si voy a una radio con una mirada amplia intento no hacer algo electrónico; pero si me invitan a un espacio que es netamente electrónico, bueno, me adapto. Por lo general no preparo los sets. En el último que hice para NTS mezclé puros vinilos nuevos, no los conocía, los iba escuchando en el momento y fue una locura. Por suerte salió bastante bien y como te digo, depende mucho del contexto. Me encanta arrancar con ambient o spoken words, es decir con alguien hablando. De ahí voy pasando a otras cosas y en el medio pongo algo dance pero alternativo, nada muy de club. No sé, pienso que si voy a subir un set de techno a una radio y alguien lo escucha en su casa un miércoles a la hora de almuerzo puede ser medio raro. Los sonidos más agresivos me los guardo para cuando toco de noche.
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