Por qué tienes espasmos en el cerebro cuando tomas MDMA

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Salud

Por qué tienes espasmos en el cerebro cuando tomas MDMA

Si tomas muchas drogas diferentes, durante mucho tiempo, puede que unos calambrazos extraños acaben recorriendo tu cuerpo por la noche.

Ilustración por Ella Strickland de Souza

Uno de los mayores placeres de la vida es meterse en la cama después de cuatro días de festival. Tras un largo fin de semana de ensuciarte de barro, cagar en agujeros al aire libre y llenarte el pelo de todo tipo de líquidos de las botellas que la gente lanza al aire en los conciertos, lo único que me ayuda a superar la mañana después del último día de festival es la promesa de una cama limpia y una ducha, mientras recojo lo que queda de mi tienda de campaña y cruzo los dedos para que al colega que conduce no le entre el bajón por el camino.

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Ese era mi estado después de asistir al festival de Glastonbury de este año. Sin embargo, al meterme en la cama y cerrar los ojos, ya de vuelta en casa, noté que algo no andaba bien.

Imagina una mezcla entre una descarga eléctrica y ese momento de puro placer que acompaña al orgasmo. La sensación me dejó bastante alarmado

En cuanto cerré los párpados, listo para dormir 15 horas del tirón, una intensa sacudida me recorrió la columna, atravesándome el pecho y los brazos. Y luego otra. Y otra.

Imagina una mezcla entre una descarga eléctrica y ese momento de puro placer que acompaña al orgasmo. La sensación me dejó bastante alarmado. Notaba el corazón acelerado y, durante un instante, pensé que iba a morir. Un pensamiento un poco irracional fruto de la falta de sueño y unos niveles de serotonina demasiado bajos.

Parece que me estén electrocutando el cerebro desde dentro, y a veces los calambrazos llegan hasta un poco por debajo del cuello

Presa del pánico y empapado en sudor, hice lo único que se puede hacer en estos casos: buscar un diagnóstico en San Google. Tras ojear varios sitios web en el teléfono, llegué a la conclusión clara de que estaba sufriendo un infarto.

Afortunadamente, justo antes de marcar el teléfono de emergencias di con un sitio para "gente a la que le gusta tomar drogas" en el que se mencionaban exactamente los síntomas que estaba sufriendo: espasmos cerebrales.

Ya, yo tampoco.

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"¡LOS ESPASMOS CEREBRALES ME ESTÁN MATANDO! ¡EN SERIO!", decía un usuario del foro. "Parece que me estén electrocutando el cerebro desde dentro, y a veces los calambrazos llegan hasta un poco por debajo del cuello".

Cada vez que estaba a punto de conciliar el sueño, los calambres volvían a sacudirme todo el cuerpo, haciendo que me estremeciera. Me asaltó el temor de que si me quedaba dormido podía morir, así que volví a documentarme en internet. Al parecer, los calambres son un síntoma bastante común.

Aunque prácticamente no existen investigaciones al respecto, la información disponible sugería que eran un efecto secundario del consumo de éxtasis, una sensación producida por la actividad del cerebro para intentar regular los niveles de serotonina, ya que el éxtasis provoca un aumento considerable en la producción de esta sustancia.

Ha habido casos de personas que también han sufrido estos calambres después de dejar un tratamiento de antidepresivos serotoninérgicos, lo que refuerza la veracidad de este argumento.

MDMA y pastillas. Foto por el autor

Una publicación de Facebook después, recibí un montón de mensajes de personas dispuestas a hablar conmigo sobre su propia experiencia con los espasmos cerebrales después de una noche de excesos.

"He estado de fiesta todo el fin de semana y creo que me habré tomado cuatro o cinco pastillas", afirmaba por el chat de Facebook Anna, de 25 años. Decía haber estado muy bien hasta que llegó a casa: "Cada vez que me movía, me levantaba o caminaba, notaba como una pequeña descarga eléctrica en la cabeza. También notaba como si a los ojos les costara más de lo normal adaptarse al ritmo del resto del cuerpo".

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Anna también se asustó, pero en lugar de buscar una explicación en internet, tuvo la sensatez de ir al médico. El problema fue que no le contó que había tomado pastillas, "por lo que fue un poco inútil; me dijo que tenía un constipado".

Su aparición es más probable después de un periodo de consumo intenso o prolongado porque al cerebro no le da tiempo de aumentar los niveles de serotonina entre dosis y le cuesta más tiempo regularlos

Ellie, de 22 años, tuvo una experiencia similar a su regreso del Sónar. "Estaba tumbada en la cama y notaba un dolor agudo y espasmos", explicó en el chat de Facebook. "Te pasa algo raro en la cabeza y no puedes hacer nada para pararlo, pero tampoco puedes ignorarlo. Lo pasas bastante mal, la verdad. En mi caso, los espasmos me duraron cuatro días".

Leí bastantes más historias similares a la mía. La mayoría coincidía en que habían preferido no contárselo a nadie porque, como dijo un tal Johnny, "pensaba que se volvería loco".

La doctora Cathy Montgomery es catedrática en Psicofarmacología en la universidad John Moores (Liverpool), por lo que domina como nadie el tema de las drogas. "No sabemos exactamente qué son o qué los provoca", me contó Cathy al teléfono, "pero la sensación es como una descarga eléctrica en la cabeza, por lo general en la base del cráneo, de una duración de varios milisegundos o incluso segundos".

La explicación de Cathy coincidía exactamente con lo que yo había experimentado. Lo que no entendía era por qué sufría esos espasmos ahora, después de tantos bajones en los que los peores síntomas habían sido sequedad de labios y una sensación de tristeza generalizada.

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"Su aparición es más probable después de un periodo de consumo intenso o prolongado", me aclaró Cathy, "porque al cerebro no le da tiempo de aumentar los niveles de serotonina entre dosis y le cuesta más tiempo regularlos". Asimismo, añadió que "el consumo de varias drogas conlleva un aumento de la liberación de neurotransmisores y, por tanto, más posibilidades de que se agoten". Es decir, que mezclar drogas intensifica los espasmos cerebrales.

Durante casi una semana, seguí notando calambrazos que me obligaban a agarrarme a los estantes del supermercado para no perder el equilibrio o a ponerme en posición fetal en la cama, empapado de sudor. Anna, en cambio, empezó a disfrutar los calambres.

"Cuando fueron perdiendo intensidad, incluso me resultaban agradables", dijo, "como un subidón muy suave de éxtasis con la tranquilidad de saber que no se me iba a derretir el cerebro".

Tomar éxtasis y cocaína a la vez puede ser más perjudicial que consumir ambas drogas por separado

A Anna le gustó mucho, pero yo lo odiaba, así que pregunté a Cathy qué se podía hacer para reducir esos espasmos que nos asaltan los lunes por la mañana, además, claro está, de no tomar muchas pastillas seguidas. En un mundo ideal, todos nos someteríamos a un test para saber qué grado de susceptibilidad tenemos a estos efectos secundarios y también analizaríamos la calidad de la droga. Pero hasta que no se reformen las retrógradas leyes que regulan el consumo, esta opción queda descartada.

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"Intentar limitar la variedad de drogas que se consumen ayuda", aclaró Cathy. "Por ejemplo, tomar éxtasis y cocaína a la vez puede ser más perjudicial que consumir ambas drogas por separado". Otra buena estrategia es la de limitar los periodos de consumo.

Si no te gusta ninguna de estas opciones, la solución que Cathy propone es el triptófano.

"Cuando se te han agotado las reservas de serotonina, tienes que ingerir aminoácidos esenciales para propiciar la producción de esta sustancia", explicó. Por tanto, alimentos como el pavo, el salmón o los huevos son de gran utilidad para ayudar al cerebro a recuperar su estado normal. Pero no comas nada más, como hidratos de carbono o fruta, porque algunos alimentos podrían interferir en estos procesos.

Así que ya sabes: la próxima vez que vayas a un festival, no olvides meter el salmón en la maleta.

@MikeSegalov

Traducción por Mario Abad.