El camino para Bostich y Fussible ha sido largo y extraño, pero al mismo tiempo ni tan largo y ni tan extraño. Los que ahora navegan la ola del Nortec con éxito, cautelosamente ya ven un fin. En una reciente conferencia de prensa en el DF, Bostich (Ramón Amezcua) y Fussible (Pepe Mogt), discutieron con medios musicales impresos la idea de que por lo menos por parte de ellos, su labor musical bajo la bandera de Nortec ha finalizado. Se acabó.
Aún hay otros miembros y ex miembros del Colectivo Nortec realizando música. Recientemente Hiperboreal (Pedro Gabriel Beas) lanzó un disco con tintes new wave ochenteros y sonidos pop. Por su lado Panóptica Orchestra (Roberto Mendoza), también se ha alejado del sonido clásico Nortec, prefiriendo sonidos downtempo, bossa nova y el acid jazz. 15 años después del lanzamiento del “future sound of tijuana”, parece que hay un cansancio con la idea de la tuba y el bajo sexto como recurso sonoro, a pesar de ser un sonido popular de música electrónica en festivales, cervantinos y clubs. Es inédito que en la historia de la música electrónica mexicana exista esa versión de música electrónica con toque nacional, que sin mucha explicación, ha crecido en público, entendimiento y sonido desde su fundación en Tijuana a finales del siglo pasado.
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Gran clásico del sonido Nortec. Al mando: papá Fussible (Pepe Mogt).
Y aún así, el camino para llegar a Nortec no fue rápido, sus miembros llevaban desde mediados de los 80 emulando los sonidos new wave, industriales y techno de Europa y fue hasta finales de los 90 cuando por fin aterrizaron esa mezcla de electrónica y sonidos norteños que les ha dado reconocimiento internacional. Es inconcebible que hoy un artista tuviera que esperar 15 años para alcanzar algo de notoriedad, pero en aquel entonces las redes sociales ni existían. Y aún así, ya establecidos, pues los lugares comunes del desencanto con la industria musical, los desacuerdos, las broncas y demás. Mejor regresemos a la música.
Hace un par de semanas me invitaron a cenar Ramón Bostich y Pepe Mogt. Me pidieron redactar un boletín para su conferencia de prensa en el DF, querían que los medios se enteraran de que ya venía la última canción y la despedida. Y a pesar de esa ligera incertidumbre para decidir el ángulo de la noticia, o la noticia en si, el veredicto es final: “Motel Baja será nuestro último disco”, ambos concordaron. Ya habían jugado con la idea y hace un par de meses armaron todo un revuelto de medios en El Encuentro del Valle de Guadalupe, y abrieron al público su proceso creativo y de grabación de este último disco, pero en aquel entonces nadie les creyó y todo mundo nomás se enfiestó. Pero en verdad esto es entendible, realmente hay poco que hacer y decir después de transferir su música al formato de orquestas y filarmónicas.
Motel Baja redondea su trabajo anterior, Tijuana Sound Machine y Boulevard 2000, en algo más compacto e inmediato. Y si entiendo la necesidad de salir de la zona de comfort, el mismo título del disco es una especie de referencia al “Hotel California” de The Eagles, en el sentido de que si llegas a hospedarte en ese lugar, es probable de que nunca logres salir de ahí. Motel Baja es tal vez la perfecta despedida y tienen buena compañía ahí. En Motel Baja vienen colaboraciones con Wolfgang Flür de Kraftwerk, Tom Tom Club, Atom TM y Argenis Brito. Es un disco cálido, sensual y divertido. Musicalmente el pop se ha apoderado de esta versión de Nortec, pero es un pop que alude a todos esos sonidos e influencias que han hecho de Pepe y Ramón celebridades de la música electrónica en México. Es un repaso a todo su trabajo nortec, afinado, mejorado y presentado con precisión. Quien no dibuje una sonrisa en su cara después de escuchar su homenaje a “Camino Verde”, lo que en algún momento fue la zona más violenta de Tijuana, en verdad no conoce la esperanza ni tiene corazón.
Pepe y Ramón ya vislumbran lo que vendrá después de Nortec, de hecho ya lo han estado haciendo por años, como una especie de trabajo alterno para balancear su vida norteca. Ramón Bostich con Point Loma, utilizando un arsenal de cajas de ritmos y sintetizadores analógicos, ha regresado a sus inicios, a explorar el sonido de la máquina, a sacarle el fantasma al aparato.
Point Loma
Por su lado Pepe Mogt de repente hace música como Latinsizer, hace exhibiciones de audio ambiental e imágen bajo su propio nombre y recientemente se ha puesto a construir sus propios sintetizadores modulares con diferentes circuitos y módulos de diferentes partes del mundo. Pepe ahora construye sus propios robots musicales, por decirlo así, quiere máquinas que hablen ese lenguaje que imagina en su cabeza.
Sinte modular de Pepe Mogt
El futuro post-nortec, suena a todo eso que se perdió en el camino. Welcome back home.