El próximo 26 de mayo los madrileños iremos a votar después de una campaña que está dando gloria verla. A su memetización han contribuido todos y todas. Todes. Desde el sin Dios inicial de la izquierda —lo de Errejón yéndose de Podemos, Izquierda Unida y Anticapitalistas fundando Madrid en Pie y amenazando con concurrir a las urnas por separado de Podemos para luego retractarse— a la grandiosa Díaz Ayuso y sus momentazos —lo de que los atascos son seña de identidad de Madrid, lo de que el Orgullo a la Casa de Campo que no que hay familias— pasando por Carmena con Almodóvar dándole la razón a Víctor Lenore y a su sospecha de que La Movida nunca murió sino que estaba de parranda.
En esta ecuación difícil de comprender para los que viven más allá de los límites de Aranjuez por abajo y de Somosierra por arriba hay un personaje que, sin embargo, está trascendiendo fronteras: José Luis Martínez-Almeida, candidato a la alcaldía de Madrid por el Partido Popular. Y está trascendiendo fronteras por méritos propios.
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Es él quien, el pasado 3 de mayo, nos deleitó con una pieza corta en Twitter en la que aparecía sobre su moto y con la que suponemos que es su señora de paquete, quejándose de los atascos que no ha contribuido a frenar, según él, Madrid Central. Lo gracioso de todo esto es que, aunque decía que llevaba más de 15 minutos parado y decía que la gente incluso se estaba bajando de un autobús que había delante —en esa calle, Mayor, hay varias paradas, ojo que igual era por eso—, en un momento del vídeo el tráfico empieza a fluir y es él mismo quien provoca el atasco. Un conductor le pita.
Pues bien, Martínez-Almeida lo ha vuelto a hacer. En el mismo sitio, la calle Mayor, se ha grabado, esta vez a pie, una pieza “para los odiadores profesionales que todavía se acuerdan de mi vídeo en moto y me decían que es que yo me había inventado el atasco”. En ella se ve claramente como el tráfico no es fluido, y el candidato del PP cierra la pieza diciendo “a ver si ya aplicamos la ecuación: a más atascos, más contaminación”.
A ver, José Luis. Obviemos que el PP fue denunciado por Podemos ante el comisario de Medio Ambiente de la Unión Europea por oponerse precisamente a Madrid Central. Obviemos la lógica aplastante por la cual las restricciones de tráfico, como las que ha acarreado Madrid Central, implican necesariamente menos coches, por lo que también menos contaminación. Obviemos también que, como apunta el periodista José Antoral, la pasada mañana de domingo en Madrid había cortes de tráfico por la Carrera de la Mujer, la Vuelta Ciclista y una manifestación contra los recortes en Sanidad convocada por Marea Blanca. Y obviemos que su compañera de partido defiende los atascos como seña de identidad de Madrid e incluso criticó a Carmena por haber erradicado los de las 3 de la mañana de los sábados, que puede que nunca existieran.
Obviemos incluso que el lugar desde el que está grabado el vídeo es a escasos metros de la Puerta del Sol, el kilómetro cero de la capital, una ciudad de más de 3 200 000 habitantes y que eso hace que transitar esa zona, ya sea a pie, en coche o en bici, no sea igual que ir por la calle de tiendas de Villaconejos un martes por la mañana. Obviemos todo lo anterior y quedémonos con lo realmente importante: ¿es José Luis Martínez-Almeida en realidad José Mota disfrazado de José Luis Martínez-Almeida?
Es más que probable. El humor no pretendido siempre ha sido uno de los puntos fuertes del PP y Mariano Rajoy, al que no creo que sea la única que eche de menos -podrían darle un programa en la tele, ¿no?, un Aló Presidente en versión retranca gallega olvidadiza y ligeramente disléxica-, es su máximo exponente. Pero tenemos también lo de las cremitas de Olay de Cifuentes, las peras y las manzanas de Ana Botella y el relaxing cup of café con leche y una larga lista de momentazos que nos han dado los inquilinos de Génova 13. Y a ellos se suman, claro, las últimas contribuciones de la señora Díaz Ayuso y el señor José Luis Martínez- Almeida, que nos hacen pensar si no será José Mota o su versión sofisticada, costumbrista y joven, los Pantomima Full, quienes están detrás de sus campañas.
Pensaba Karl Marx que “todo lo que es sólido se desvanece en el aire” y que el capitalismo acabaría destruyéndose a sí mismo por sus excesos y, aunque tiene todo el sentido del mundo, de momento no parece que esa destrucción esté cerca. Sin embargo, puede que la teoría del alemán cuadre bastante con los políticos en general y con el Partido Popular en particular: ellos mismos han cavado su tumba a base de excesos, de cara dura o humor no pretendido. Son ellos los que se han abocado a sí mismos al fracaso, como una suerte de aceleracionistas no conscientes, sobre a sobre, verso a verso, a base de hacer lindar constantemente su performance con el ridículo y de intervenciones que, como la de José Luis Martínez- Almeida, parecen más una pieza paródica que con fines políticos. La sensación generalizada es que no hay nadie al volante. Pero What a time to be alive, como dice el meme del viejo de Los Simpson.
Sigue a Ana Iris Simón en @anairissimon.
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