Asa Akira, la reina del anal, está atravesando una crisis

“Voy a leer algo sobre un trío. ¿Os parece bien a todos?”, preguntó Asa Akira a una multitud de fans mientras abría una copia de Dirty Thirty, su nueva autobiografía. Estaba de pie frente a un micrófono en Blue Stockings una librería feminista radical de Nueva York, con su cuerpo menudo de 1,55 m sobre unos zapatos de tacón Louboutin y su cabello largo, negro y perfectamente alisado a pesar del calor abrasador de agosto. “Las opciones eran o hablar del trío o de la vez que creí que era hermafrodita”.

A sus 31 años de edad, Akira no es solo una escritora incipiente, sino una de las actrices porno más famosas. Además de haber escrito dos libros muy aclamados, ha protagonizado más de 500 películas para adultos y miles de escenas que circulan por infinidad de páginas de internet acabadas en “-tube”. Su trabajo le ha valido decenas de premios, entre ellos el codiciado Premio a la mejor actriz de los Adult Video News (AVN) en 2013 y el Premio a la mejor escena anal en 2011 y 2012; sin olvidar que se la conoce como “la reina del sexo anal“. Después de entrevistarla hace dos años con motivo de la publicación su primer libro, Insatiable, me di cuenta de lo universal que era su fama, incluso entre los que no ven porno. Si la mencionaba frente a alguna novia, ésta me decía, “Creo que mi novio le ha dedicado algunas…”.

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Pese a todo su éxito, la vida de Akira ha llegado a una encrucijada. Cuando empezó, al igual que todas las mujeres que empiezan en la industria del porno, solo tenía pensado actuar durante uno o dos años. Pero ya lleva más de ocho en el negocio. Ahora, entrando en la treintena, se ve forzada a plantearse más seriamente el futuro y decidir si quiere seguir en el porno o tener hijos.

Cuando no está hablando sobre la masturbación en el escenario de algún club nocturno o limpiándose los intestinos antes de una escena de sexo anal, dedica su tiempo escribiendo y alimentando su creatividad con la incertidumbre sobre su futuro.

“Escribí mucho y parecía que el tema subyacente en todos mis textos era cumplir 30 años, ser mujer y envejecer sin saber cuál es el siguiente paso”, dijo Akira. “Cuando deje el porno, voy a volver al punto en el que estaban todos mis amigos hace diez años. Sigo sin decidir si quiero tener hijos o no, pero no puedo dejar de pensar en eso”.

La confusión de Akira se debe al estrés que genera el envejecimiento, una lucha a la que deben enfrentarse muchas mujeres en una sociedad que idealiza la juventud. La discriminación por edad en Estados Unidos es todavía más evidente en una industria como la del porno, donde —pese a los géneros de nicho como MILF y maduras— tu valía como actriz baja a medida que tu edad aumenta.

Los dilemas de esta crisis de la mediana edad son también un reflejo de la presión de ser madre que la sociedad impone a las mujeres. Incluso las mujeres como Akira, quien desde un principio decidió que no quería tener hijos y prefería concentrarse en su profesión, se ven afectadas por el concepto tan limitado de la feminidad que tenemos en nuestra cultura.

En Dirty Thirty, Akira aborda este problema diciendo, “Sabía que si no me dedicaba al porno, me iba a arrepentir toda la vida. De igual forma, sé que si no tengo hijos, no voy a estar satisfecha”. Pero incluso si decide tener hijos, teme que sus decisiones en este punto afecten la vida de sus hijos, quienes tendrían a una “reina del sexo anal” como madre.

“Es un tema delicado porque conozco a muchas personas de la industria que han tenido hijos. No los juzgo por eso y sinceramente creo que lo están haciendo muy bien. Pero al mismo tiempo, recuerdo que cuando era pequeña y me peleaba con mis padres, siempre les decía ‘¡Yo no pedí nacer!’, que es la frase más inmadura que existe”, señaló. “Creo que eso es lo que más miedo me da. Que cuando mis hijos sepan que hice porno y los niños se burlen de ellos en la escuela por eso, piensen ‘¿Para qué me tuvo?’”.

Para Shira Tarrant, profesora de estudios de género y autora de New Views on Pornography, el conflicto interno de cómo el historial sexual de Akira puede tener un impacto en su capacidad de ser madre es una reacción a la humillación social a la que se enfrentan todas las mujeres que viven su sexualidad de una forma abierta. “Es una forma de bullying”, dijo Tarrant. “Empieza desde una edad muy temprana e interiorizamos esas ideas. Es una forma de control social sobre el cuerpo y la sexualidad de la mujer”.

En una época en la que estrellas del pop como Beyoncé mencionan con orgullo la palabra “feminista” y Hillary Clinton puede convertirse en la próxima presidenta de Estados Unidos, resulta difícil creer que las mujeres todavía sienten el peso de estas anticuadas normas de género. Pero con Dirty Thirty, Akira revela que ni siquiera las mujeres empoderadas y liberadas que se empeñan en desafiar las costumbres patriarcales son inmunes al bagaje de sexismo arraigado.

La mezcla de lo literario y lo profano en Dirty Thirty no es nada nuevo para Akira. Desde que era adolescente, documentaba todas sus aventuras sexuales en su diario hasta el día en que su angustiada madre descubrió el texto secreto y leyó detalles íntimos sobre los chicos con los que se había acostado.

Akira ha estado en armonía con su propia sexualidad desde una edad muy temprana. Pero igual que la mayoría de las mujeres, creció en un entorno donde no le permitían expresarlo abiertamente.

“Nuestra cultura dicta que las niñas deben ser deseables pero según su criterio”, dijo la educadora feminista Shira Tarrant. “Si te atreves a ser deseable en tus propios términos, te enfrentas al reproche social”.

Estos “reproches sociales” son lo que llenaron de culpa a Akira por su sexualidad. “Crecí con la vergüenza de ‘¡Dios, se supone que no debo masturbarme pero no puedo dejar de hacerlo!’”, dijo Akira. “Lo hago desde que tengo memoria y no sé por qué. No me metía nada, solo me frotaba el clítoris porque sabía que era agradable”.

La curiosidad que sentía Akira por el sexo siguió a pesar de que su familia no estaba dispuesta a hablar del tema. Akira todavía no habla con sus padres sobre su trayectoria en el porno a pesar de que charla con su madre todos los días.

En Dirty Thirty, Akira toca el tema de cómo esta represión sexual puede afectar la mente de una mujer joven y de dónde surge todo esto. “Una chica a la que enseñaron a reprimir su sexualidad aprende que hay partes de ella misma que no puede expresar, que no puede disfrutar”, escribió Akira. “De cualquier forma, nos enseñan que las mujeres no son iguales a los hombres y que no pueden darse los mismos lujos que los hombres cuando se trata de sexo”.

La transformación de chica en armonía con su sexualidad a mujer que podía ejercer y dominar esa energía sexual frente a la cámara fue rápida. Como le interesaba entrar a la industria de entretenimiento para adultos, empezó a trabajar como dominatrix en un calabozo de Manhattan a los 19 años de edad. Después se volvió stripper y empezó a trabajar en un club de Manhattan. Después se hizo cam-girl y grababa vídeos de masturbación por internet. Finalmente empezó a grabar sus primeras películas para adultos en 2008, a los 23 años de edad.

La primera escena de Akira con un chico fue dirigida por Gina Lynn, una estrella del porno consagrada. El otro protagonista de la escena fue Travis Knight, que en aquel entonces era el marido de Lynn. Después de tomar un autobús y viajar tres horas desde Pennsylvania a Nueva York, Akira dejó que la maquillaran, hizo una sesión de fotos promocionales y finalmente montó a Knight en la habitación de la pareja mientras Lynn manejaba la cámara.

“Era tan natural que no parecía un momento decisivo”, explicó. “Me sentí casi como me siento hoy en día cuando estoy en el set. Estaba muy feliz y sabía que me quería dedicar a eso”. Cuatro días después de grabar esa escena, Akira se subió a un avión con destino a Los Ángeles para empezar su legendaria trayectoria porno.

La gente con frecuencia presupone que las actrices porno son víctimas de la explotación en manos de una industria misógina. Pero Akira siempre ha dicho abiertamente que disfruta dedicándose a la pornografía y que esa pasión por su trabajo le dio lo necesario para llegar a la cima.

Para los conocedores de la industria, como la leyenda del porno anal John Stagliano, su ascenso fue innegable y obvio desde el principio. Todo dependía de su esfuerzo. “Y se esforzaba mucho”, dijo el fundador de Evil Angel, el estudio cinematográfico que ayudó a financiar Pure de 2009, una de las películas de Asa nominada a un premio AVN. “Esta asiática es única y muy buen haciendo papeles protagonistas. También es única por su inteligencia”.

Su fama iba en aumento y el auge de su carrera llegó en 2010, cuando entró en el mundo del sexo anal. En ese entonces, Akira no tenía intenciones de dejarse penetrar por el ano frente a la cámara porque era algo que quería guardar para un hombre al que amara. Su experiencia previa con el sexo anal fue una situación incómoda y desafortunada en la que un pene sudado accidentalmente penetró el orificio equivocado. Pero Akira empezó a abrirse a la idea del sexo anal después de salir con un hombre al que le gustaba el pegging. El éxtasis que él sentía cuando ella se lo daba despertó su curiosidad.

“Lo hice con él y fue muy bueno porque a él también le dan por el culo. Sabía que tenía que hacerlo lentamente y además tenía muchos trucos”, explicó. “La mayoría de los hombres ni siquiera saben cómo funciona, creen que es solo un agujero más. Él era muy bueno en el sexo anal y yo ahí me di cuenta de que me encantaba”.

Después grabó su primera escena anal como parte de una película para Elegant Angel. La escena era de un trío con Akira y otros dos hombres, entre ellos Toni Ribas, su futuro esposo. Se suponía que iba a ser su primera escena de penetración doble vaginal, pero estaba tan cachonda durante la grabación que pronto se convirtió en su primera escena anal.

“Me dije, ‘A la mierda, voy a hacerlo’. ‘Métemela por el culo’, le pedí. Esa fue mi primera penetración doble y la sensación más increíble del mundo”, explicó. “Me cambió, cambió mi forma de ver el mundo. Me hizo probar cosas nuevas con una mente más abierta. Fue un momento que cambió mi vida”.

Poco después de esa primera escena, los fans del porno empezaron a llamarla “reina del sexo anal”.

La incursión de Akira en el sexo anal no pudo haber sido en un mejor momento. El sexo anal estaba dejando de ser un tabú y era cada vez más común. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el 39 por ciento de las mujeres y el 44 por ciento de los hombres de entre 15 y 44 años de edad experimentaban con el sexo anal en 2011. Eso era un aumento significativo del 20 por ciento de las mujeres y el 26 por ciento de los hombres entre 18 y 59 años de edad respecto a los datos de 1992.

Pero el ascenso del sexo anal no fue lo único que dio un empujón a la carrera porno de Akira. Como actriz, su aportación fue única.

“[Con el sexo vaginal] es mucho más fácil fingir que te está gustando”, dijo John Stagliano, más conocido como “Buttman”. El sexo anal es difícil. Algunas personas no son físicamente aptas para hacerlo sin sentir dolor. Es algo genético y mental. Pero la parte mental es muy interesante, ver cómo una persona supera eso y se deja llevar por el placer y el dolor del sexo anal es una experiencia intensa”. Los vídeos de Akira fueron un éxito porque los fans notaban que el placer que mostraba en la pantalla era real.

Hoy, Akira es tan reconocida por el sexo anal que hasta le han pedido que dé clases sobre el tema. En agosto organizó una en House of Scorpio, en Brooklyn, donde una horda de fans compró entradas para escucharla hablar de cómo se prepara para las escenas.

En la clase, la estrella reveló su rutina, desde limpiarse aplicándose un enema, hasta untarse aceite de coco en el ano y comer mucha fibra. En momentos como este, recordamos que aunque las cosas que hace Akira —ya sea porno, libros o negocios— parecen fáciles, requieren de mucho trabajo y determinación.

“Cuando empecé a hacer porno anal, decidí que quería ser la mejor. Me gusta hacer cosas en las que soy buena y creo que en cuanto vi que se me daba bien el porno —lo que sea que eso signifique—, me dije a mí misma Vale, ahora ya tengo un propósito, ahora quiero ganar todos los premios’”.

Cuando estaba sentada en la librería Bluestockings, durante la presentación de Dirty Thirty, vi cómo el público quedaba hipnotizado con su desnudez —a través de sus palabras, no de su cuerpo—. Después de la lectura, Akira respondió las preguntas del público. Un hombre sentado en la parte de atrás gritó “No vas a dejar de hacer porno hasta que tengas 80 años, ¿verdad?”. Asa se rió y dijo, “Sí, voy a ser como ella”, y señaló la caricatura de una anciana en bikini que estaba encima de un estante. Pero la verdad es que Akira no sabe cuándo es el momento indicado para dejar el porno o si es capaz de hacerlo.

Por otro lado, la industria le ha dado mucho. Se calcula que el patrimonio neto de Akira es de más de 1,5 millones de dólares, lo cual la convierte en una de las estrellas porno más ricas de Estados Unidos. Pero, por desgracia, su profesión implica ciertos problemas en la sociedad, en especial a medida que pasa el tiempo.

Como señala Dirty Thirty, ahora que ya ha superado los treinta, Akira siente que está en un momento decisivo, donde tiene que reconciliar la vida de estrella porno que lleva ahora con la vida de mujer madura y madre que la sociedad le impone. Es triste e injusto que exista este dilema, incluso para las mujeres de negocios liberadas como Akira. Pero lo que la hace tan valiente es que no trata de fingir que está por encima de este conflicto. La forma tan libre en la que explora este tema en sus textos y en su vida pública es tremendamente poderosa, real y accesible.

“Por un lado, estoy muy orgullosa de lo que hago. Estoy orgullosa de tener el control de mi sexualidad a pesar de que esto va en contra de lo que dicta la sociedad”, dijo. “Pero soy consciente de que, tal como está el mundo hoy en día, he arruinado muchas cosas para mí. Me he cerrado muchas puertas. Mentiría si dijera que eso no me entristece”.

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Dirty Thirty, de Asa Akira, fue publicado por la editorial Cleis Press en agosto de 2016. Compra tu copia.