La guitarra eléctrica que te compraste hace un par de veranos acumula una capa de tres centímetros de polvo, y la camiseta azul claro con palmeras estampadas sigue en el mismo sitio que los últimos cinco años, en el fondo del armario. ¿Para qué quieres esos objetos si no los utilizas? Esa sería la primera pregunta que te harían los minimalistas, esas personas que, como el concepto indica, viven con lo mínimo e imprescindible.
El minimalismo es cuestión de grados, y cada individuo tiene su grado del mismo, pero en potencia hay personas que han sido capaces de desprenderse del 90% de sus posesiones, como el japonés Fumio Sasaki, uno de los gurús de esta filosofía de vida. En una sociedad que gira alrededor del consumo y la propiedad, los minimalistas parecen poco más que una anomalía o excepción, y además no hacen mucho ruido. En España hay varios minimalistas que cuentan en las redes su experiencia, así que hemos hablado con ellos para conocer mejor su historia y saber por qué han decidido cambiar el rumbo de sus vidas.
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Victoria, 24 años, Santa Cruz de Tenerife
VICE: Hola Victoria, ¿qué es, para ti, el minimalismo?
Victoria: El minimalismo es identificar qué es lo importante para ti y eliminar todo lo demás. En esencia, se trata de sacar capas para llegar a un núcleo. E invertir en el núcleo. Todos los días tienes cientos de cosas que hacer, personas que llamar, lugares a los que ir, y sí, cosas que recoger. De todas esas ocupaciones, en realidad, solo son fundamentales unas pocas: esas son lo esencial, el núcleo, y el resto son capas. No hay nada malo con tener capas, pero un minimalista las toma o deja deliberadamente, a sabiendas que solo te retrasan en el proceso de dedicarle el tiempo a tus cosas esenciales.
En largos trazos, muchos hablan de detectar lo esencial y eliminar lo demás… ¿entonces el minimalismo depende de cada persona, no?
Sí. El minimalismo, como todo lo abstracto, depende de quién lo diga. Lo que es inútil para uno es esencial para otro. Para mi, que soy periodista y correctora editorial, tiene mucho sentido mi colección de libros. Les debo todo lo que soy. Aunque la gran parte está en digital, tengo ediciones buenas de los libros que considero que me han construido. Y es raro para un minimalista tener una estantería como la mía, más abultada que el propio armario de ropa. Otra cosa que evito es tener cosas repetidas, no tengo dos tijeras o dos teléfonos, aunque sí tengo dos pantallas, porque aumenta mi productividad y me de más tiempo del que me resto, y por eso tiene sentido.
¿Cuando decidiste pasarte al minimalismo? ¿Fue una transición complicada?
Casi nací así. Antes de tan siquiera conocer el término, empecé a rechazar el abarrotamiento. Mis padres tenían, y aún tienen, una finca muy grande en la que llevan toda la vida. A mi madre le encantan las figuritas varias, la artesanía en particular, la ropa a raudales y las colonias. A mi padre le chiflan las herramientas, el bricolaje en general y el material deportivo hasta de deportes que no practica. Entre los dos, han logrado que rebose cada gaveta de la casa. Aprendí a modo de psicología inversa. Imaginad una casa tan grande solo para dos que, además, trabajan. El tiempo libre nunca llega. Observé por años la ausencia de vacaciones, la serie en cadena de ocupaciones que nunca tenían fin, caer rendido a la noche del cansancio y mañana vuelta a empezar. Así fue como decidí que no quería eso y creo que vivo mejor así.
¿Te sentiste comprendida en tu entorno?
Para mi entorno no soy “minimalista”, solo soy Victoria. No entienden ni quieren entender el concepto, pero asumen que soy así. Una persona que no colecciona y a la que nunca saben qué regalarle. No les entran muy bien las explicaciones y casi siempre apuestan por libros o buscan cosas en blanco y negro, y luego yo busco qué hacer con ellas.
Cuando alguien se entera de que eres minimalista, ¿cuál es la reacción más común?
Preguntar qué es eso, asumir que es una doctrina o religión zen, pensar en los muebles de Ikea… varía un poco. Suelo explicar la metáfora de la mochila: “Imagina que tienes una mochila, llénala con todas las cosas que posees, desde los cachivaches de los cajones a los muebles. También mete todas tus ocupaciones, conversaciones, fotos, recuerdos… Ya de paso, todos tus compromisos con amigos y conocidos, excusas y antiguas promesas. Ahora cierra la mochila e intenta caminar. Moverse es vivir, cuanto más lento te mueves más rápido te mueres. Está bien el peso que deliberadamente decidas cargar, pero hazlo sabiéndolo: o lo dejas ir o dejas que te arrastre”.
¿Es sencillo ser minimalista y vivir en la sociedad de hoy en día?
Tan sencillo como ser vegetariano en el centro de Texas, o estar a dieta trabajando en una hamburguesería. Ignorar las señales y recordar por qué lo decidiste en primer lugar requiere mucha fuerza de voluntad para algunos, pero en mi caso he sido siempre así, por lo cual la costumbre me ayuda.
Bosco, 31 años, Murcia
VICE: Hola Bosco, ¿por qué te pasaste al minimalismo?
Bosco: Ha sido consecuencia de tanta mudanza, de haber estado viviendo en muchos sitios y viajar tanto. Pasé de irme de Erasmus a Noruega con dos maletas y una mochila a irme nueve meses a viajar por Asia con una sola mochila. Y no una mochila en plan vacaciones, sino una mochila en la que llevo también mi trabajo. Descubrir que puedes vivir solo con eso me animó mucho.
¿Qué es para ti el minimalismo?
Para mi no es quitar, reducir o privarte de cosas, sino sacarle la importancia o darle más importancia a las cosas que son importantes para ti. Todo lo que tienes o todo lo que haces tiene un 100% de importancia que se reparte. Cuando las cosas más superficiales o que menos te importan las anulas o las dejas atrás, las cosas que quedan cobran mucha más importancia. Y no es hablo solo de cosas físicas. El minimalismo es igual de aplicable a las amistades y las relaciones humanas: en vez de preocuparte por tener un montón de amigos en Facebook, quizás es mejor trabajar las relaciones que son más importantes para ti.
¿Cuando adquieres algo te lo piensas mucho?
Sí, es la ley del algo entra algo sale. Por ejemplo, no compro ropa nueva hasta que no me deja de servir la anterior y la tiro o la dono. Es muy fácil llegar a una situación en la que no necesitas nada más. Tengo mis herramientas de trabajo y cubro las necesidades básicas, y antes de comprarme una Play me iré de viaje.
¿Tienes contadas tus posesiones?
No las tengo contadas, y no me gustaría poner un límite de posesiones. Estoy seguro de que tengo menos de 100, pero no es cuestión de que esto te limite o te haga disfrutar menos de la vida. A mi me gusta hacer deporte, y tengo pala de pádel, raqueta de tenis y tabla de snow, sería gilipollas si por querer tener solo 50 cosas tirara alguna de ellas, y tirar cosas es algo esnob y una crítica recurrente al minimalismo: solo puedes tirar cosas cuando puedes permitírtelo. La gente más necesitada no puede deshacerse de ciertas cosas.
Eres viajero y te has movido por medio mundo, ¿cómo aplicas el minimalismo a tus viajes? Imagino que nunca irías a un hotel cinco estrellas…
Yo creo que no está relacionado. Tengo iPhone, Macbook pero visto una camiseta de seis euros. No veo razón alguna para vestir una camiseta de 60 euros, pero sí el tener un móvil de 600 pavos como herramienta de trabajo. Es verdad que no voy a ir a un hotel de cinco estrellas, porque no me aporta tanto como un AirBnB, que me permite prolongar el viaje por temas de dinero, aunque viajar low-cost no está directamente ligado al viajar con poco. Yo podría viajar más barato por Couchsurfing o no hacer surf si estoy en Bali, pero me gusta invertir esos recursos en esas experiencias.
¿Un minimalista puede hacer vida en común con alguien que no lo sea?
Pues sí. Yo vivo con mi novia en Murcia. Ella no es minimalista y ocupa bastante más armario que yo, y no es ningún problema, es totalmente compatible. Es una filosofía de vida que te aplicas a ti mismo, no a los demás. A mi me da paz ver que el piso no está repleto, pero me adapto. Al final, cuando viajas vives en distintos entornos y aprendes a adaptarte. De la misma manera, a ella no le importa que yo tenga más o menos ropa.
¿Tienes posesiones que no sean útiles pero sí tengan valor sentimental?
Buah, sí. Hago una especie de trampa. Yo tengo una caja, como un baúl, donde guardo las cosas más sentimentales, y eso lo tengo en el trastero en casa de mis padres. Soy poco apegado, y más allá de eso no guardo nada.
Si te regalan un imán, ¿qué haces?
Toda mi familia ya sabe que no me tienen que regalar nada físico. Yo suelo regalar experiencias en navidad, unas clases de cerámica, un juego de escape… A la gente le cuesta estar en navidad y no regalar cosas. A mi me jode mucho cuando me regalan algo físico y que no es perecedero, porque, ¿qué hago yo con eso?
¿Qué fue de lo que más te costó desprenderte?
Cuando hice el camino de Santiago quise desconectarme del mundo, y soy muy tecnófilo, así que dejé el iPhone y me cogí un tontófono, un Nokia de esos que solo llama y envía mensajes, una cámara desechable, un mapa físico y una libreta. Todo lo que podría haber tenido en el iPhone, pues lo dejé atrás. Y eso fue lo más difícil, voy a estar realmente sin redes sociales y sin poner en Facebook lo bien y cool que me está yendo el camino… y me encantó.
Valentina, 35 años, Mataró
VICE: Hola Vale, ¿para ti que es el minimalismo?
Vale: Es una forma de ver la vida, una filosofía, consiste en quedarte siempre con lo esencial y descartar todo aquello que no te aporta valor. Todo aquello que te aporta valor pueden ser cosas útiles o también cosas bellas, por ejemplo una foto de familia en casa, que no es muy útil pero sí te hace más feliz.
¿Cómo te iniciaste?
Fue por accidente, porque me mudé varias veces entre América Latina y Europa, y enviar cosas por correo era súper caro, así que acabé yéndome solo con una maleta. Al final aprendes que no son las cosas lo que te hacen feliz, sino las vivencias.
Tienes dos gemelos, ¿cómo afecta el minimalismo a la maternidad?
Digamos que ahora hay más entrada y salida de cosas en mi casa. Tienen 18 meses, y claro, crecen muy rápido. Yo normalmente reviso mis cosas cada seis meses, para ver lo que me sirve o no en cada momento. Con los gemelos lo hago cada dos meses. A pesar de esto, creo que el minimalismo hace más fácil la paternidad, porque estás acostumbrado a elegir más o menos todo el rato. Además, he podido educar a mis suegros para que no traigan regalos para los niños, ya que a la gente le encanta regalarle cosas a los niños. Prefiero que se vaya una tarde al parque a que me traigan otro cacharro para ellos.
¿Tu pareja es minimalista?
La verdad es que no tiene mucha opción, vive un poco por el ejemplo. No tenemos puertas en los armarios para fomentar ese orden. Justo ahora cumplimos tres años de casados, y cuando le conocí no era minimalista. Para ambos ha sido un período de aprendizaje, yo he aprendido que solo puedo cambiarme a mí misma, y tengo que aceptar que las personas le dan otro valor a las cosas, porque el minimalismo solo me incumbe a mí y a mis cosas. Cada uno tiene sus espacios, sus estanterías, así que cada uno haga lo que quiera.
¿Se nota mucho, económicamente hablando, la vida minimalista? ¿Dirías que gastas mucho menos que antes?
Diría que gasto con menos frecuencia, pero no gasto menos, porque le doy mucha importancia a la calidad y la procedencia de las cosas. El gasto cambia, pero el minimalismo no es necesariamente más económico. Si que facilita eso, pero yo lo llevo al otro extremo. Mis prendas de ropa, por ejemplo, son todas de diseñadoras de Barcelona, donde yo visito el taller y las personalizo al máximo. Tienen otro precio que las cosas del H&M, pero si se me rompe algo voy allí y me lo arreglan.
¿Cómo se relaciona tu estilo de vida con tu trabajo?
A nivel de gestión de tiempo y personas, el minimalismo te ayuda a focalizarte en lo importante. Yo llevo un equipo de siete personas, y ellos siempre me comentan que están muy satisfechos porque siempre tenemos las prioridades muy claras. Primero lo practicas a nivel de cosas físicas, después en el tiempo y tareas y, finalmente, con tus relaciones humanas. Sin duda, el minimalismo ha tenido un impacto positivo en este sentido.
¿En qué has ganado más una vez aplicadas las tesis minimalistas? ¿Dinero, tiempo o felicidad?
Sin duda en calidad de vida. Si tu sabes lo que te hace feliz, lo que realmente te gusta, es más fácil añadir más de eso en tu vida. El trabajo lo tengo tan minimalizado que con mi ordenador puedo trabajar en cualquier lado. En mayo me fui a casa de mis padres en Alemania para que pudieran disfrutar de los nietos y me quedé allí un mes. El hecho de que todo lo que yo tengo quepa en una maleta, y todo lo de los niños en una segunda, te da la libertad de mudarte un mes entero sin ningún problema.
¿De qué cosas te has desprendido que el resto del mundo no pueda vivir sin ellas?
La transición al Kindle fue lo que más me costó a mi. Siempre he tenido muchos libros, pero para la mudanza son muchos y muy pesados. Pero yo crecí en esee entorno. Ahora estoy repensando otra vez lo de tener libros, porque soy lectora gracias a que mis padres tenían libros disponibles en las estanterías. En casa hay libros dentro del Kindle, pero mis hijos no los ven y no los pueden tocar, así que volveré a tenerlos físicamente, porque son una suma educativa para mis hijos. La magia del minimalismo es esa, que tu siempre puedes adaptar tus necesidades a cada momento, te da mucha libertad.
¿Estamos todos preparados para ser minimalistas?
En el fondo es preguntarse qué te hace feliz y hacerlo, pero no toda la gente está preparada o tiene la fuerza de mirarse a sí misma en el espejo. Compramos cosas porque creemos que nos van súper bien, otras porque los amigos nos dicen que nos irán súper bien, y en el fondo compras por presión social, ofertas, etcétera. Al final es ver eso y es un proceso de descubrirte a ti mismo.
¿Si el minimalismo fuera algo extendido, tendríamos un mundo más sostenible?
Seguramente, porque todos compraríamos menos cosas y de manera más inteligente. Podríamos salir un poco de la economía que tenemos ahora. Para mí, cada euro que gastas es un voto, y tú eres responsable de los votos que haces.
Rober, 37 años, Barcelona
VICE: Hola Rober, ¿para ti qué significa el minimalismo?Rober ¿Cuándo y por qué decidiste pasarte a este movimiento?
¿Cómo se aplica esta filosofía al ejercicio físico y a la dieta?
¿El minimalismo es compatible con cualquier trabajo?
Sí, definitivamente. Con el minimalismo ocurre lo mismo que con las dietas o el ejercicio. Las personas buscamos certezas, dogmas, Biblias, pasos exactos a seguir. Sin embargo, no hay nada más rico que trabajar cada día por conocerse mejor a uno mismo y aplicar cierta coherencia minimalista al propio estilo de vida, siempre bajo el paraguas de la subjetividad, la individualización. Cualquier persona puede beneficiarse de desarrollar cierto nivel de minimalismo en su trabajo, pero es un nivel que tendrá que averiguar y decidir por sí misma.
¿Y con vivir en una gran ciudad?El minimalismo se relaciona con un cambio para conseguir mayor felicidad… ¿pero también hay días malos, imagino, no?
¡Uy! ¡¡Siempre hay días malos!! Hoy todo se relaciona con conseguir mayor felicidad, descubrir el olor de las nubes, montar en unicornio y tener muchas tazas con frases ultramotivantes, una para cada día de la semana. Lo siento. El minimalismo no va hacerte más feliz. Te va a dar más tiempo, más espacio, más energía, más atención y puede que más serenidad. Pero no más felicidad. Eso es algo efímero que se escapa de nuestro control, por mucho que la industria de la felicidad insista en lo contrario precisamente para eso, vender más felicidad.
¿El minimalismo es un estilo de vida para todo el mundo, o no todos estamos preparados para ello?Es un estilo de vida para todo el mundo que quiera vivir así. No creo que se trate de estar preparado o no. No creo que yo lo estuviera en su momento. Es algo que llega espontáneamente, como un vómito después de un empacho.
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