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Tu olor corporal podría cambiar en la cuarentena

Mujer en toalla huele su axila después de bañarse

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Hace un par de semanas, Mica, un hombre de 40 años de Carolina del Sur, notó que su olor corporal era un poco diferente. No era mejor ni peor, pero definitivamente no era el mismo. “Es realmente difícil de explicar”, dijo.

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Mica está en cuarentena con su esposa, de 39 años, y como muchas personas en confinamiento en sus hogares, su vida social se ha detenido. “Hemos sido muy estrictos con la cuarentena y la distancia social porque tengo un problema de asma”, dijo. “No hemos salido de casa desde el 15 de marzo”.

Ileana, una mujer de 33 años de Ecuador, descubrió que después de semanas de distanciamiento social, huele mucho mejor que antes. “Solía aplicarme desodorante cada tres horas, de lo contrario olía mal”, dijo. Ahora no necesita hacerlo. Está en casa aislada con otras tres personas, en comparación con su vida habitual en la oficina con más de 40 empleados.

Para aquellos de nosotros capaces de quedarnos en casa durante la pandemia de COVID-19, nuestra vida diaria ha experimentado cambios radicales. En lugar de entrar en contacto con decenas o cientos de personas por día en el transporte público, el trabajo y las actividades recreativas, estamos en casa con unas cuantas personas como máximo. Lo estamos haciendo para limitar la propagación de un virus infeccioso, pero nuestras acciones podrían tener consecuencias en otros microbios con los que compartimos nuestras vidas, como el microbioma de la piel, y podría estar cambiando la forma en que huelen nuestros cuerpos.

Nuestra piel está repleta de vida microbiana y los microbios que viven en nosotros son responsables de casi todos nuestros olores corporales. Además, con quién interactuamos influye en el tipo de microbios presentes en nuestros cuerpos. Un estudio de 2014 descubrió que las personas y los animales que comparten un mismo entorno también compartían sus comunidades microbianas, “probablemente debido al desprendimiento de la piel y la contaminación de las manos y los pies”, escribieron los autores. “Cuando las familias se mudaban, los acompañaba su ‘aura’ microbiológica. Si una persona abandonaba el hogar incluso durante unos días, su contribución al microbioma familiar disminuía”.

El contacto con la piel —algo que ha disminuido enormemente en este momento, al menos con personas fuera de nuestros hogares individuales— da como resultado la transmisión de microbios. Esto se demostró en 2013 cuando los científicos frotaron la parte superior de los brazos de dos equipos de patinadores de roller derby. Antes de que interactuaran en la pista, cada equipo llegó con una huella microbiana distinta. “Las diferencias entre ellos eran tan grandes que era posible distinguir de qué equipo era un jugador con solo un vistazo a las bacterias de su piel”, escribió Veronique Greenwood en The New Yorker. Después de la competencia, las bacterias de la piel de los patinadores se volvieron más similares entre sí, “difuminando las distinciones entre los equipos”.

Al reducir nuestros mundos sociales, estamos disminuyendo nuestro contacto con muchas “auras” microbianas al tiempo que aumentamos las interacciones con los microbios de nuestros compañeros de casa, cambiando las comunidades que viven sobre nosotros y los olores que producen.

Tu exposición a los microbios probablemente ha disminuido

Muchas personas están compartiendo su espacio con compañeros de piso, parejas o familiares directos. Si intercambias microbios con un pequeño número de personas durante semanas, podrías comenzar a oler a esa otra persona y viceversa, dijo Rob Dunn, biólogo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.

Hay un componente genético por el que los microbios prosperan en nuestros cuerpos, dijo Julie Horvath-Roth, una genetista que estudia microbios en la Universidad Central de Carolina del Norte y el Museo de Ciencias Naturales del estado. Sin embargo, muchos microbios de otras personas también deberían poder vivir en tu piel, así que los microbios a los que estás expuesto todos los días son importantes.

“Con quien sea que estemos pasando más tiempo, y con la especie con la que estemos pasando más tiempo, hemos aumentado la probabilidad de transmitir de un lado al otro a los pequeños habitantes de nuestros cuerpos”, dijo Dunn.

El laboratorio de Dunn también ha estudiado el microbioma del ombligo, y dijo que un fenómeno similar podría estar sucediendo en esa zona: cuanto más tiempo pases con solo unas cuantas personas, más similares serán los microbios de tu ombligo. Los ombligos suelen albergar una vida microbiana increíblemente diversa: en su investigación de 2011, encontraron 2.368 especies bacterianas en solo 60 ombligos. El escritor científico Carl Zimmer, que participó en el estudio, tenía un microbio en el ombligo que “anteriormente solo se había encontrado en el suelo de Japón”. Zimmer nunca ha estado en Japón.

Pero si estás aislado sin un compañero de piso ni una pareja, podría enfrentar pequeñas pérdidas en la diversidad, especialmente del tipo más raro de microbios. Cuanto más tiempo pases solo, “mayor será la probabilidad de que un linaje de microbios individual se extinga”, dijo Dunn. “Si eso sucede y realmente estás solo, no tienes muchas fuentes para recolonizar las poblaciones”.

Es posible que te estés apropiando de los olores de tus compañeros de piso

Sophia, una mujer de 25 años de Portland, Oregon, dijo que olía “notablemente peor” durante la cuarentena.

Ella ha estado confinada desde principios de marzo. “Esto es significativamente diferente de mi rutina anterior. De lunes a viernes, normalmente estaría en una oficina de unas 50 personas, yendo al gimnasio o a los estudios de fitness todos los días”, dijo. Ahora solo entra en contacto cercano con su novio, quien tiene un olor mucho mas fuerte que el de ella.

Nuestros aromas provienen de la mezcla de especies de microbios que viven en nosotros, que pueden variar mucho de persona a persona. La axila alberga glándulas apocrinas, cuyo único trabajo es secretar una sustancia que alimenta las bacterias en la zona, que luego producen compuestos con “olor a axila”, dijo Dunn.

Ya se ha demostrado que obtener los microbios de las axilas de otra persona altera nuestro olor. Chris Callewaert, microbiólogo y especialista en olores corporales de la Universidad de California en San Diego, y la Universidad de Gante en Bélgica, ha ayudado a las personas a perder su mal olor al darles “trasplantes de axilas“. (Callewaert es conocido como Doctor Axila).

En un experimento, Callewaert hizo que un gemelo idéntico con mala olor se lavara bajo los brazos con jabón antibacteriano durante cuatro días y luego le dio las bacterias de las axilas de su hermano gemelo con mejor olor. Después del “trasplante”, el gemelo maloliente permaneció libre de hedor, incluso un año después. En un pequeño estudio, Callewaert descubrió que 16 de las 18 personas con mal olor corporal mejoraron de manera similar después de una transferencia microbiana en sus axilas.

Independientemente de con quién estés pasando la cuarentena, los microbios de las axilas también se verán afectados si usas o no antitranspirante, lo que limita la sudoración, o desodorante, que solo elimina el olor. El uso de antitranspirantes elimina la mayoría de los microbios de las axilas, y el laboratorio de Dunn descubrió que cuando la gente deja de usarlo, la cantidad de bacterias en sus axilas se recupera.

Si las personas han dejado de usar estos productos durante la cuarentena (o los usan con menos frecuencia), les da a los microbios la oportunidad de volver a colonizar. Si estás atrapado en un departamento con solo otra persona y está usando menos antitranspirante o desodorante, Dunn dijo que es posible que los microbios que recolonicen tu axila puedan provenir de tu compañero de cuarentena.

“Solo estoy especulando, pero puedes imaginar que si una persona ha usado antitranspirante durante años y la otra no, los microbios de crecimiento de la persona que no lo hizo serían los que colonizarían a la persona que apenas dejó de usarlo”, dijo.

Otro factor que influye en los olores nuevos puede ser el estrés, dijo Horvath-Roth. Cuando estamos estresados, las glándulas de nuestras axilas producen más alimento para los microbios que viven allí. “Tal vez estás recibiendo más microbios que producen mal olor”, dijo Horvath-Roth. “Pero quizás también tienes muchos microbios y tu cuerpo está cambiando”. (Agregó que si bien se sabe que los cambios en la dieta afectan la composición del microbioma intestinal, aún se desconoce exactamente cómo afectan los alimentos a los microbios que viven en nuestra piel).

Finalmente, la ropa que usamos también podría estar cambiando nuestros microbios: los estudios de Callewaert han encontrado que las telas de poliéster tienden a albergar organismos con peor olor. “podemos suponer que la gente ahora usa más ropa casual y no usa sus bonitos blazers de seda”, dijo Horvath-Roth. “Tu elección de vestimenta probablemente también esté afectando qué microbios están creciendo y permaneciendo en ti”.

Tu mal olor puede no ser tan importante, pero las bacterias de tu piel sí lo son

Oler tu cuerpo y observar cómo cambia puede servir como un recordatorio de que tu microbioma dérmico está vivo y presente, probablemente haciendo cosas importantes para ti, incluso si los científicos aún no saben cuáles son.

Existe una conexión definitiva entre los microbios que viven en nuestro intestino y la salud humana: una explosión de investigación en las últimas dos décadas ha examinado cómo estos organismos afectan nuestro cuerpo y nuestras mentes. “Creo que se sabe mucho menos sobre la piel”, dijo Horvath-Roth.

Dunn mencionó que a nuestro cuerpo le cuesta mucho alimentar a todos nuestros microbios de la piel. Y dado que tenemos glándulas especiales dedicadas a mantenerlos vivos, evolutivamente hablando, significa que los microbios están haciendo algo por nosotros. Aún así, Dunn aclaró: “No tenemos una vasta comprensión de lo que implica”.

Los microbios de la piel pueden servir como primera defensa contra las bacterias y los virus nocivos: lo primero que encuentran muchos patógenos no es nuestro sistema inmune, sino la capa de microbios en nuestra piel.

Se piensa que nuestros aromas influyen en quiénes nos atraen, y algunos estudios sugieren que, a través del olfato, nos atraen las personas que tienen sistemas inmunes diferentes a nosotros, de modo que nuestra descendencia potencial tenga sistemas inmunes más fuertes. En un estudio realizado en Rusia, las mujeres participantes calificaron el aroma de los hombres con gonorrea como un peor olor en comparación con quienes no la tenían, a pesar de no saber qué individuos la padecían, lo que indica que los olores podrían ser una pista para muchas facetas de la salud.

Podría ser que hemos desarrollado la capacidad de alimentar a las bacterias en nuestros cuerpos como una especie de señal de “quiénes somos (en términos de nuestra identidad y relación de parentesco) y cómo somos (en términos de nuestra salud)”, escribió Dunn en Scientific American.

Quizás en algún punto de la evolución, nuestros olores específicos provenientes de los microbios nos ayudaron a identificarnos y a diferenciar a los demás: uno de los nuestros frente a alguien de un grupo externo. Los gorilas pueden distinguirse entre sí por aroma, dijo Dunn. Los humanos también podemos identificar nuestros propios olores: en un estudio realizado en estudiantes de preparatoria, la mayoría pudo diferenciar su propio olor del de un amigo.

Entonces, ¿podría un cambio en los microbios y olores de nuestra piel afectar la forma en que pensamos sobre nosotros mismos y los demás? “¿El límite entre una persona y otra se vuelve más sutil a medida que los aromas comienzan a cambiar?”, cuestionó Dunn.

No lo sabemos con certeza, pero la buena noticia es que cualquier alteración del microbioma de la piel que tenga lugar en este momento probablemente no sea preocupante ni dramático. Podría hacerte oler un poco diferente por un tiempo, pero no es nada de qué preocuparse. Recuperar nuestro olor anterior a la pandemia es solo otro aspecto al que aspiramos cuando esto termine.

“Aunque hayamos perdido microbios, podemos recuperarlos”, dijo Dunn. “Cuando volvamos a socializar, habrá la oportunidad de compartir estos microbios de nuevo y volver a formar parte de una comunidad más grande de olores”.

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