“¿Te imaginas que el 1 de mayo estuviera patrocinado por Zara o Coca-Cola?”. “¿Te imaginas que el día de la mujer estuviera patrocinado por Evax, L’Óreal o Fairy?” Son algunas de las preguntas que plantea la plataforma Orgullo Crítico Madrid desde sus redes, y seguramente la respuesta que demos la mayoría sea “no”. Ahora, ¿te imaginas que el Orgullo estuviera patrocinado por cientos de empresas? Por empresas de televisión por cable, empresas textiles, empresas de alcohol, cadenas de comida rápida… Eso seguramente sí.
Y por eso nace el Orgullo Crítico, una serie de eventos en torno a una gran manifestación que se celebrará hoy, 28 de junio, bajo el lema “Orgullo es transgresión”. El objetivo es protestar contra la mercantilización y la elitización del movimiento LGBTQ y volver a los orígenes, a la reivindicación, a la protesta. Y a la inclusión más allá de los que, según sus organizadores, son los únicos protagonistas del Orgullo: los hombres gais blancos españoles con poder adquisitivo medio/alto y cuerpos normativos.
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“Durante los dos años y medio que llevo viviendo en España he observado que el Orgullo se vende y que simplemente es “G”. El resto de siglas ni estamos ni nos sentimos representadas. Llamarlo Orgullo Gay, como se le llama muchas veces, es revelador”, dice Victoria, una mujer trans, migrante y refugiada que participará en la protesta del Orgullo Crítico. “Allí convergemos organizaciones y personas que tenemos otra mentalidad del Orgullo y que pensamos que hay cosas que aún no se han conseguido, así que hay que reivindicarlas. Pensamos que hay discriminaciones que no solo parten del género ni de la sexualidad (como la clase, la raza, las costumbres…) y que también hay que tenerlas en cuenta dentro del colectivo”, comenta.
“El Orgullo ahora mismo para mucha gente significa únicamente salir a la calle y ver 500 banderas que se venden a 10 euros cada una” — Sergio
Sergio, más conocido en las redes como @sudakamarika (“al final es la reapropiación del insulto, es un intento de visibilizar los prejuicios sociales con los que tengo que lidiar por ser una persona racializada y homosexual”, comenta al respecto), tampoco se siente representado en el Orgullo de MADO (el Orgullo oficial, institucional y comercial).
“Llevo yendo al Orgullo de MADO varios años y no está representado el colectivo LGBTQ sino un modelo predominante de hombre blanco, con dinero y musculado. Y yo no me veo reflejado. Además, el Orgullo ahora mismo para mucha gente significa únicamente salir a la calle y ver 500 banderas que se venden a 10 euros cada una, y no va de eso. Parece que la gente se está olvidando de las raíces, de la lucha y la protesta. Parece que lo tenemos todo conseguido y no es así”, comenta Sergio.
Ezra, un joven trans que ya fue el año pasado a la manifestación, siente lo mismo. “Siendo lesbiana, bisexual, o persona trans es imposible ir a un Orgullo masivo sin sentir en algún momento que no estás siendo representade. En mi caso, me siento triste pensando que ni siquiera puedo relajarme sin sentirme fuera en unas fechas en las que se supone que debería estar seguro y visible. Pero al final dentro de unas siglas tan amplias, es de esperar que acaben por quedar arriba los de siempre: los hombres cisgais, de clase alta y blancos, que sólo miran a sus propios ombligos. ¿Dónde quedamos les demás?”.
Julia, que forma parte de la organización del Orgullo Crítico lo suscribe. “Este año el lema es ‘Orgullo es transgresión’ porque el orgullo nace siendo una revuelta, porque nuestras sexualidades e identidades de género no son un nicho de mercado. En Madrid vemos como el Orgullo ha ido derivando en poco más que una multitudinaria fiesta. Nosotras no criticamos la fiesta, creemos que hay muchas cosas que celebrar, pero creemos también que la celebración y la reivindicación tienen que ir de la mano. No podemos comprender cómo la manifestación oficial del orgullo se ha convertido en un desfile en el que las carrozas llevan marcas de publicidad. Si nos parecería absurdo que hubiese marcas patrocinando la manifestación del 8 de marzo o la del primero de mayo, ¿por qué nos hemos acostumbrado a que esto ocurra en el Orgullo?”, se pregunta.
Me explica que “el Orgullo Crítico viene organizándose desde hace más de 10 años, vinculado siempre a diferentes luchas sociales, contra los CIES y contra el cierre de fronteras, vinculado en su día al 15M, a los movimientos contra la ley mordaza, o contra las políticas de lavado rosa de gobiernos imperialistas y genocidas como Israel y, por tanto, contra que su imagen se venda como defensora de los derechos LGBTQ mientras masacra al pueblo Palestino”.
Precisamente una de las grandes polémicas del orgullo “comercial” de este año tiene que ver con Israel. Netta, la ganadora de Eurovisión, dará un concierto en el marco de la fiesta Tanga Party en el Teatro Barceló el próximo viernes 6 de julio. La plataforma Orgullo Crítico ha organizado una protesta el viernes anterior, 29 de julio, frente a la sala de fiestas en la que se celebrará el concierto.
“El concierto de Netta se enmarca dentro de este afán de lucro desmedido que pasa por encima incluso del sentido común. Las políticas del estado de Israel son de abierta limpieza étnica respecto al pueblo palestino. El mes pasado mataron a gente que estaba pacíficamente manifestándose, disparando incluso por la espalda, ataron incluso a personal sanitario: es una completa agresión a los derechos humanos más fundamentales”, dice David, miembro del colectivo Orgullo Vallekano, que nace con el objetivo de visibilizar la diversidad del colectivo LGBTQ en el barrio madrileño.
“Que una cantante como Netta utilice un fin noble como la lucha contra el acoso escolar para maquillar y lavar la imagen podrida del estado de Israel da bastante pena. Y si a eso le añadimos que Eurovisión se pretenda celebrar el año que viene en Jerusalén, cuya capitalidad no está reconocida por la ONU, es lamentable. Pretender hacer dinero en Madrid y se debe rechazar”, continua.
“Es inevitable que el capitalismo devore unas fechas que atraen a tantas y tantas personas, eso no significa que no haya que intentar salvarlo” — Ezra
Han convocado su propia manifestación del Orgullo Crítico en Vallecas, también el 28 de junio. “Decidimos hacer una manifestación en el barrio ya el año pasado y este la vamos a repetir porque consideramos que el 28 de junio se debe descentralizar, se tiene que celebrar en los barrios. El escenario ideal sería que nos hubiéramos coordinado con el Orgullo crítico, pero bendito problema si conseguimos que tanto en las periferias como en el centro mucha gente se movilice y vaya a los actos que más cerca les pillen”, expone David.
Ezra considera que acudir a alguna de las citas organizadas al margen del orgullo mercantilizado es “casi una obligación” dada la situación del colectivo al que pertenece. “Es una oportunidad de levantar la voz contra la discriminación, cosa que al fin y al cabo es el objetivo de las manifestaciones del Orgullo, es decir, reivindicarse de forma directa, y, como su nombre indica, crítica”, comenta Ezra, y añade que “aunque por desgracia es inevitable que el capitalismo devore unas fechas que atraen a tantas y tantas personas, hemos de hacer entender que no somos una bandera bonita para vender más, ni una fuente de dinero: somos personas y estamos pidiendo derechos básicos y respeto por parte de la sociedad”.
El llamado “dinero rosa”, el beneficio económico y el negocio generado en torno a las siglas LGBTQ es una de las causas principales contra las que lucha el Orgullo Crítico, además de por la visibilización de todo el colectivo y no solo de los hombres homosexuales adinerados. “El capitalismo o dinero rosa es el mercado pensado especialmente para un consumidor homosexual, blanco, cisgénero, de clase alta y portador de una masculinidad hegemónica”, explica Julia. “Es decir, el capitalismo cubriéndose con la bandera multicolor pero continuando con la misma máxima del neoliberalismo: todo es convertible en negocio y vuestra lucha también”.
“El Orgullo es un acto festivo, eso es innegable y muy positivo. Pero ese interés festivo está subordinado al interés de ciertas empresas, muchas de ellas completamente ajenas a los derechos LGBTQ e incluso a los derechos de cualquier persona”, añade David.
“Es el caso de Deliveroo, que el año pasado desfiló y ha sido acusada este mismo mes por la inspección de trabajo de explotar a sus propios trabajadores. No entendemos como ese afán de ganancia, como es afán de lucro llega a permitir que haya entidades tan absurdas participando en esta cabalgata solo por el hecho de que pongan mucho dinero encima de la mesa. Nos parece una perversión y nos da mucha pena que un acto que podría ser central y que podría —además de hacérselo pasar bien a la gente— difundir y socializar unos valores muy necesarios todavía en el estado Español, se venda, literalmente, al mejor postor”.
Victoria no cree que la mercantilización, que el “capitalismo rosa”, se ciña a los días en los que se celebra el Orgullo. “Un ejemplo muy gráfico de lo que está ocurriendo con eI movimiento LGBTQ es Chueca. Allí se puede ver cómo se vende una comunidad LGBTQ elitista, que puede pagarse copas en una terraza y el gimnasio, que ha tenido acceso a educación superior. Yo, como mujer latina, trans, migrante y refugiada, nunca he encontrado en Chueca un lugar que me incluyera. Hay mucha discriminación interna dentro del movimiento LGBTQ”, comenta.
Por ello y para acabar con ello, miles de personas, como Ezra, Julia, Victoria, David o Sergio, recorrerán las calles de Madrid para reclamar visibilidad y conciencia política frente a un orgullo mainstream completamente despolitizado, mercantilizado y elitista. Y en vez de bailar al ritmo de “A quién le importa”, gritarán consignas como “vuestro odio no cabe en nuestras calles”.
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