John Zorn es una de las figuras más polémicas y sonadas de toda la escena musical contemporánea. Cercano a la improvisación y a la música experimental, ha trabajado con proyectos cinematográficos, de música vernácula (su trabajo con “Masada” en torno a la música judía, como concepto genérico, parece interminable) y otros mucho más propios del jazz, pero una carrera paralela suya de enorme importancia es la que tiene que ver con el metal, el ruido, el hardcore y el grindcore, misma que te resumimos en los siguientes pasos:
1. Downtown
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Nueva York nunca se ha caracterizado por ser un destino discreto para los hacedores de cultura, como tampoco para ir seteando las preferencias de la gente unos veinte años antes de que empiecen a suceder en el resto del mundo. Y eso fue lo que pasó en 1960 cuando una tal Yoko Ono (después famosa por razones que no cabe mencionar aquí) abrió las puertas de su departamento para que LaMonte Young, eminencia dentro de la música académica estadounidense, pudiera empezar a organizar pequeños conciertos ahí.
¿El resultado? El norte de Manhattan (donde estaba el departamento) se convirtió en el centro neurálgico de esos años en términos musicales, gestando un semillero de creativos que terminarían por ir cada semana, aprender, tocar, relacionarse y formar proyectos como los musicales de la propia Yoko, el famoso Velvet Underground (John Cale fue alumno de Young), las primeras incursiones de Philip Glass… y los pininos de un joven saxofonista llamado John Zorn.
A esta suerte de movimiento histórico y geográfico se le conoció después como “Downtown Music”, mismo que no ha dejado de ejercer una influencia impresionante a lo largo y ancho de la escena musical estadounidense. Hasta dijeron sin parar que Lou Reed era parte de él.
2. Tzadik
La disquera de John Zorn se llama así. La fundó en 1995 y desde entonces no ha parado de sacar decenas y decenas de discos. Generalmente emplea a Marc Ribot como el guitarrista de muchos de ellos (el mismo Ribot que ha trabajado mucho con Tom Waits) y saca discos por colecciones: hay mucha música japonesa, mucha música judía (cuyo catálogo lleva por título “Cultura Judía Radical”), muchísima improvisación y otra de las favoritas de Zorn: música para películas.
3. Naked City
Después de trabajar solista durante sus primeros años, Zorn decidió virar un poco su enfoque musical (que de por sí es amplio, ecléctico y muy irregular) y se puso a trabajar con una armada por él que se convertiría en algo de leyenda: Naked City llevaba los límites de la improvisación a una composición clásica de una banda de rock (guitarras, bajo, batería) e incluía dentro de sus trucos momentos de country, metal, surf, grindcore, jazz y rock del más tradicional. Fred Frith, John Zorn, Mike Patton y Yamatsuka Eye (de Boredoms) formaron parte del grupo en distintos momentos.
4. Painkiller
El siguiente paso en el mundo del ruido electrificado por guitarras, en donde el núcleo de la propuesta de Zorn, fue Painkiller. Con Mick Harris de Napalm Death, Keiji Hano (un tipo muy cabrón para eso de la guitarra – habría que checar de inmediato), Buckethead, los ya mentados Eye y Patton y algunos más, era una suerte de supergrupo de la música más estridente de la vanguardia que no pasó desapercibido tampoco: llevan 8 lanzamientos desde 1991, de los cuales recomendamos ampliamente el buen Collected Works editado por Tzadik.
5. Moonchild
A México vendrá Moonchild, una suerte de refinamiento del proyecto anterior. Compuesto por John Medeski, Mike Patton, Trevor Dunn y Joey Baron, han concentrado el scope angustiante y sofocante del grindcore y el metal para presentar Templars: In Sacred Blood, mismo que fusiona cantos litúrgicos con avant- garde con jazz, rock e improvisación para contar la historia de los Caballeros Templarios acusados de herejía, quienes fueron excomulgados en 1312 por el Papa Clemente V. Si bien Zorn no participa directamente como músico, es el que lleva la concepción del proyecto y el que la ha dirigido desde su nacimiento.
Así, BESTIA Festival presenta ya un detalle mucho más depurado en la carrera de Zorn, una posibilidad de ver cómo es que el músico neoyorkino ha trabajado estos sonidos, refinándolos, desde hace más de veinte años.