Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.
¿Qué cuenta como un día de verano normal en 2019?
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Es probable que las temperaturas en toda Europa alcancen los 40 grados centígrados esta semana. En algunas partes de España la sensación térmica será de más de 47 grados centígrados, debido a la alta humedad. Es demasiado calor. Tanto que, de hecho, tendrías problemas para funcionar en ese tipo de calor. Si la temperatura central de tu cuerpo aumenta por encima de su nivel normal de alrededor de 37 a 38 grados centígrados a 39 a 40 grados, puedes empezar a sentir náuseas y a sudar abundantemente. A esto se le llama golpe de calor. Si no lo tratas tomando agua, metiéndote a bañar con agua fría o entrando en un área fresca, la temperatura de tu cuerpo continuará aumentando y, después de un tiempo, tus órganos vitales comenzarán a fallar.
En el verano de 2003, Francia se vio afectada por una ola de calor dramática en la que murieron casi 15,000 personas, principalmente ancianos. El país no estaba preparado y los almacenes de los supermercados tuvieron que convertirse en morgues de emergencia.
Traumatizados por ese verano, esta semana los funcionarios parisinos han decidido mantener las piscinas públicas abiertas hasta tarde, instalar nuevas fuentes de agua para beber y crear “cuartos frescos” especiales en los edificios municipales.
El ministro de salud francés, Agnès Buzyn, advirtió a las personas el lunes que tomarán precauciones. “Estoy preocupado por las personas que están minimizando esto, que continúan haciendo ejercicio como de costumbre o permanecen bajo el sol. Esto nos afecta a todos; nadie es más resistente cuando se trata de lidiar con el calor extremo que vamos a ver el jueves y el viernes”.
Las olas de calor son el aspecto más tangible del cambio climático. Un grupo de científicos concluyó recientemente que la ola de calor sin precedentes en el hemisferio norte el verano pasado, que provocó incendios forestales en todas partes, desde Grecia hasta el Círculo Ártico, “no hubiera ocurrido sin el cambio climático inducido por el hombre”.
Como informó Carbon Brief, los investigadores encontraron que las olas de calor en la escala de 2018 tenían una de seis posibilidades de ocurrir en el clima actual, donde las temperaturas globales han aumentado a casi 1 grado centígrado por encima del promedio preindustrial, en comparación con prácticamente ninguna posibilidad en el período de 1955 a 1988, donde la temperatura promedio fue de solo 0,28 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Es posible que no podamos ofrecer una explicación concisa de cómo los gases de efecto invernadero calientan la tierra, pero, sí sabemos que hace más calor ahora que cuando éramos niños. Sabemos que no es normal que las temperaturas en la India se mantengan por encima de los 40 grados centígrados durante más de un mes. Sabemos que nada de esto es normal. Pero lo más difícil es saber cómo resolverlo.
A medida que el clima siga cambiando, las olas de calor aumentarán en frecuencia y gravedad. Los científicos que vincularon las altas temperaturas del verano pasado con el cambio climático descubrieron que si somos capaces de limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados, podrían producirse olas de calor al estilo de 2018 aproximadamente cada dos o tres años. Pero si llegamos a 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, calcularon un 97% de probabilidad de que sucedan todos los años. Cada maldito año.
¿Qué vamos a hacer cuando eso pase?
A medida que los fenómenos meteorológicos extremos se han vuelto más frecuentes en los últimos años, los seres humanos han demostrado una notable capacidad para hacer y reparar. Frances Moore, científica ambiental de la Universidad de California, estudió las respuestas de los usuarios estadounidenses de Twitter a varios eventos climáticos extremos en el país durante los últimos ocho años, desde el vórtice polar en el Medio Oeste hasta los incendios forestales en California. El equipo de Moores vio algo bastante alarmante.
A medida que los eventos climáticos extremos se repetían, a la gente no le gustaba tuitear sobre ellos. Se acostumbraron a un ambiente más hostil. “Lo preocupante de esto es el ritmo constante de adaptación”, le dijo Moore a Yale Climate Connections. “Este ritmo de normalización de dos a ocho años, es bastante rápido en comparación con la velocidad a la que ocurre el cambio climático”.
Cuando las personas enfrentan un cambio tremendo, lo normalizan. Puede que estemos realmente preocupados por el cambio climático, pero seguimos con nuestras vidas. Lo tratamos de reprimir en nuestras mentes y nos enfocarnos en los aspectos positivos del fin de la civilización humana. ¿Hará más calor en febrero? ¡Vamos a hacer una carne asada!
Solo involucrándonos profundamente con el problema, podríamos solucionarlo.